lunes, 28 de septiembre de 2015

LA SEMILLA DEL DIABLO

Rosemary Woodhouse (Mia Farrow) y su marido Guy Woodhouse (John Cassavetes), un actor poco reconocido que lucha por abrirse camino en su carrera, se mudan a un edificio de apartamentos neoyorquino, el Bramford, envuelto en una ominosa leyenda y habitado por ancianos.
Un día que está en la lavandería, Rosemary conoce a Terry (Victoria Vetri), una joven de su misma edad a la que han acogido en su casa, unos vecinos del edificio, el matrimonio Castevet que, según cuenta Terry, la tratan como a una hija. Sin embargo, Terry aparece un día sobre la acera tras haber saltado desde una ventana del edificio.
Los Woodhouse son invitados a cenar por Minnie (Ruth Gordon) y Roman Castevet (Sidney Blackmer), tras conocerles, Rosemary se muestra renuente a frecuentarlos, no sólo porque los considera extraños sino también por los misteriosos ruidos procedentes de su apartamento; Guy, sin embargo, parece sentirse encantado con los Castavet.
Poco después de que su marido haya conseguido un importante papel en Broadway, debido a la circunstancia extraña de que el actor que iba a representar la obra se ha quedado ciego de forma súbita, Rosemary queda embarazada, y los Castavet empiezan a mostrarse especialmente interesados por su salud; mientras se siente cada vez más enferma y aislada, Rosemary comienza a sospechar que los Castavet y sus amistades no son lo que aparentan.


Basada en la novela del mismo título del escritor Ira Levin, el guión se acerca al original casi al pie de la letra, al punto de detenerse en las descripciones que hace Levin de la ropa o de los colores, para reproducirlos en el film.


Estupendamente ambientada, la película tiene una banda sonora, cuyo tema principal se repite de forma recurrente, pero sobre todo en el arranque y final de la película, en los que se reproduce de manera íntegra y puede apreciarse, además de la calidad de la melodía, ese aire de canción de cuna que va creando ambiente y poniendo en antecedentes al espectador de lo que va a presenciar. Ruth Gordon, obtuvo el Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación de Minnie Castevet.
Con una magnífica interpretación de Mia Farrow, que si ya lo era, aquí acabó de convertirse en un verdadero icono de determinado tipo de estética femenina.


Señalado casi de forma unánime como la obra cumbre de Roman Polanski, el film siembra el desasosiego y trae la angustia y el miedo a base de sugerir, sin recurrir a los trucos manidos de las apariciones sorpresivas, o a los efectos musicales estridentes.
Con elegantes movimientos de cámara, Polanski consigue meternos en el universo desquiciante de la protagonista, agobiada por los miedos que emanan de su entorno y de los que el espectador acaba siendo partícipe.
Una gran película que, para mi gusto, mejora la novela.




2 comentarios:

  1. Desasosegante película. No la calificaría de terror. Resulta quizás una definición demasiado simple. El suspense, el ambiente de tensión, están espléndidamente reflejados.

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