En una ciudad estadounidense sin determinar, al detective de homicidios William R. Somerset (Morgan Freeman), que está a punto de retirarse, le es asignado como compañero el joven e impulsivo detective David Mills (Brad Pitt), recientemente trasladado.
Los detectives empiezan a investigar una serie de asesinatos relacionados con los siete pecados capitales. El primero de ellos es el de un hombre obeso que fue forzado a comer hasta morir y quien así representa la gula. En cada escena del crimen, Somerset y Mills encuentran nuevas pistas que les conducen al siguiente asesinato, razón por la cual creen que están tras un asesino en serie. El siguiente cadáver es el de un acomodado abogado que fue obligado a cercenarse una parte del cuerpo (inspirándose el asesino en una cita de El Mercader de Venecia de Shakespeare) y desangrarse, que representa la avaricia. Un conjunto de huellas encontradas en la escena del segundo asesinato conduce a los detectives a un apartamento donde se topan con un hombre demacrado atado a su cama. Al principio creen que está muerto, pero pronto descubren que ha sido mantenido vivo e inmovilizado durante un año exacto; se trata de un traficante de drogas y abusador de menores que simboliza la pereza. Se ha mordido la lengua y su cerebro se halla en un estado tan frágil que un destello de luz le puede hacer colapsar, por lo que el hombre no puede hablar con los detectives. Estos concuerdan en que el asesino ha venido planeando todos estos crímenes a conciencia y detenidamente.
Después, Somerset conoce a la esposa de Mills, Tracy (Gwyneth Paltrow), que no está contenta con haberse mudado a aquella ciudad. El veterano detective se convierte en el confidente de Tracy, con quien intercambia algunos pormenores de su vida.
Por medio de los registros de una biblioteca, los detectives ubican a un hombre que se hace llama John Doe (Kevin Spacey), (nombre que se utiliza en ese país para referirse a las personas no identificadas), quien frecuentemente ojea libros relacionados con los pecados capitales. Cuando Doe encuentra a los detectives llamando a la puerta de su apartamento, les dispara y huye. Mills le persigue, pero el perseguido consigue emboscar al perseguidor y encañonarlo con su pistola. No obstante, opta por dejarlo ileso y fugarse.
Con guión de Andrew Kevin Walker, David Fincher dirige con pulso firme este inquietante thriller que ya se ha convertido en un verdadero icono dentro del género y que, para muchos críticos y aficionados supuso una revitalización del mismo.
Durante toda la película domina un tono sombrío, acentuado por la lluvia constante en las escenas exteriores y que viene a remarcar lo turbio del argumento. Las actuaciones de los dos protagonistas y de Kevin Spacey, muy logradas.
La película plantea un dilema moral que va envolviendo al espectador hasta llegar al impactante final que nos deja totalmente perturbados. Por un lado asistimos a un historia que nos atrapa y en la que nada de lo que vamos viendo, por duro y desagradable que pueda parecer, resulta gratuito. El refinamiento del asesino es una especie de arte morboso, dañino y repugnante que sirve para dibujarnos su peculiar y enfermiza personalidad.
Al final todos parece que ganan, pero en realidad todos resultan perdedores, excepto el espectador, al que se le ha brindado la ocasión de ver un film de excelente calidad y con un magnífico y original planteamiento.
Injustamente ignorada en los OSCAR y otros premios.
ResponderEliminarLo de los Oscar... ya sabes.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarHace poco que me la volvi a ver y me sigue pareciendo magnifica. Estoy de acuerdo, es todo un icono y desde luego ha marcado un antes y un despues. Ese final...uf!
Saludos!
Una estupenda película, sin duda.
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