Napoleón (Rod Steiger) ha sido derrotado,sus mariscales van a verle a Fontainebleau, para aconsejarle (casi exigirle) que abdique, los disparos de los austriacos se oyen desde Montmarte y los caballos de los cosacos abrevan en el Sena.
Napoleón, a regañadientes, se aviene a lo que es considerado por su entorno como una rendición honorable y es conducido a la isla de Elba.
Al año siguiente, el Emperador se fuga de la isla y regresa al continente, donde es recibido entre vítores por la población. El mariscal Ney (Dan O'Herlihy), enviado por el monarca Luis XVIII (Orson Welles), se pone bajo su mando y le entrega las tropas con las que ha ido a apresarle.
Napoleón, declarado enemigo de la humanidad por las potencias del Congreso de Viena, sólo tendrá una salida, la guerra y se lo jugará todo a una carta en la batalla de Waterloo.
La película se centra en el periodo conocido como Imperio de los Cien Días, pero más concretamente en el hecho bélico que da nombre a la película.
Los hechos históricos se respetan, a grandes rasgos, tal como ocurrieron, incluso se van incluyendo frases que, según los historiadores, fueron dichas realmente por los personajes que las repiten en el film.
Lo mejor de la película, para mi gusto, claro, es la propia batalla de Waterloo, la manera grandiosa (así fue) en la que está planteada, con miles y miles de extras cedidos por el ejército soviético en una demostración de la habilidad de Dino de Laurentis, que mucho antes de que llegara la perestroika, logró que le fueran aplicados los principios de la glasnost.
Magníficos los planos aéreos en los que se ve la disposición de las tropas, cuidada al detalle, como lo están las cosas más pequeñas (uniformes, equipamiento...); la carga de los veteranos al mando de Ney, con toda la épica del momento; la toma de la granja fortificada de Hougoumont... Casi todas las escenas bélicas están rodadas a base planos generales y dando idea de la grandeza y de la magnitud del enfrentamiento.
La banda sonora es del maestro Nino Rota y acompaña a la perfección el desarrollo del guión.
Magníficamente fotografiada, componiendo algunas de las escenas conforme a cuadros famosos sobre la batalla, de manera muy lograda.
Las interpretaciones son correctas, y los dos protagonistas, Rod Steiger y Christopher Plummer, que da vida al Duque de Wellington, creo que recrean bastante bien los rasgos característicos que la historia nos ha transmitido sobre ambos personajes.
Película entretenida, cuyo ritmo se va haciendo más dinámico a medida que avanza la acción, hasta llegar a la batalla en sí, prodigio de despliegue y muy bien planificada. Muy recomendable a quien quiera ver una de las mejores recreaciones de una batalla que se han hecho en el cine.
Pues mira, veo su calidad pero cuando la vi la última vez se me hizo un poco cuesta arriba... :-(
ResponderEliminarA mí, ciertos aspectos de la peli, tampoco me han gustado mucho, por eso hago cierto énfasis en la batalla propiamente dicha.
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