martes, 22 de octubre de 2013

EL CORONEL CHABERT

El coronel Chabert es tenido por un héroe de las campañas napoleónicas, en la batalla de Eylau que enfrentó a los ejércitos francés y ruso entre el 7 y el 8 de febrero de 1807, su actuación fue decisiva para la victoria final tras la orden de carga del mariscal Murat. Chabert fue dado por muerto, pues había recibido un sablazo en el cráneo que le produjo una tremenda herida que se abría desde la oreja hasta el occipucio, recobró el conocimiento en medio de una pila de cadáveres, poco antes de recibir sepultura, y logró salir del montón de cuerpos, para emprender un perigrinaje que le llevaría desde Centroeuropa hasta París, tras largos periodos de tiempo en los que se recuperaba de sus males gracias a la caridad de las gentes e incluso estuvo recluído en un manicomio, pues la historia que relataba sonaba a la de un demente.
En este tiempo escribió cartas a su esposa que esta jamás contestó. Rose Chapotel, al "morir" su marido, heredó una nada despreciable fortuna y se casó con el conde Ferraud, al que le venían muy bien los esponsales con la viuda de un héroe para hacer olvidar su pasado noble. El matrimonio tiene dos hijos cuando Chabert llega por fin a París y tras recorrer varios bufetes, da con el del señor Derville que, al contrario que otros colegas, está dispuesto a llevar el caso del coronel, pues a pesar de que también gestiona los asuntos de la condesa, considera indignante que este hombre esté en la indigencia pudiendo vivir desahogadamente.
Por supuesto, la condesa, que trabajaba como meretriz cuando fue recogida por Chabert, no quiere ni oír hablar del asunto, pero el abogado, conocedor de todos los resortes de su oficio y de que toda persona tiene algún punto débil, amenaza a la condesa con llevar el caso a los tribunales y la hace ver que, ahora, una vez restaurada la monarquía, el conde Ferraud estaría encantado de poder deshacerse de ella.
La condesa pone objecciones, pero Derville sabe que ha caído en la red y aconseja a Chabert que no se vea con su "viuda" y que no haga nada sin consultarle. A pesar de todas las advertencias, cuando la condesa invita a Chabert a pasar unos días en su casa de campo, este accede, se ve como magnetizado por ella, aunque ahora la ve más como a una hija que como a su esposa. Ella aprovechará la ocasión que se le ofrece para tenderle una trampa, le conoce muy bien y sabe de su honradez y probidad, así que apelando a sentimientos que conoce están muy arraigados en el antiguo militar, como la caballerosidad y el sentido del honor, pero sobre todo haciéndole sentir lástima por el futuro de los hijos que ha tenido con Ferraud, tratará por todos los medios de que Chabert renuncie a todos sus derechos sobre ella y sobre el capital que pudiera corresponderle.
Balzac reflexiona sobre la hipocresía, el poder del dinero, las apariencias, la ingratitud y la ambición, al tiempo que nos ofrece un espléndido testimonio sobre algunos aspectos de la vida en la Francia de la restauración, desde la burocracia, la justicia o el mundo de los pasantes, hasta la ayuda que se prestan en la miseria los antiguos camaradas de los ejércitos imperiales.




6 comentarios:

  1. Trecce ya veo que sigues ilustrándonos con tus libros, y dando tus sabios criterios sobre cine: Me alegro de estar por aquí.

    Un abrazo.

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  2. Es de esos libros que simpre relego y relego, pero caerá seguro, algún día.

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    1. Yo lo que tengo pendiente es la peli que se hizo sobre él.

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  3. Ideal para estos tiempos en que los leguleyos han despreciado a los auténticos heroes. Caerá.

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    1. Retrata muy bien ese mundo del sistema legal y las penalidades del pobre ciudadano frente a su maquinaria despiadada y, muchas veces, incomprensible.

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