Tercera y última película juntos del que yo llamo el trío maravillas: Bass, Herrmann y Hitchcock.
Si en su pequeño apartado, Saul Bass, vuelve a lucirse con los créditos a base de esas letras cuyas líneas no acaban nunca de encajar, como un retrato de la personalidad del protagonista del film, qué decir de la partitura de Bernard Herrmann, basada en instrumentos de cuerda y cuyos staccatos se han convertido en sinónimo de miedo, de terror cuando los escuchamos reproducidos, imitados o parodiados.
En cuanto al tercer vértice de este triángulo artístico, el amigo Hitch, no deja de sorprendernos el tipo. Cuando creemos que ya nos ha dado de sí todo lo que podía darnos, se saca de la manga un nuevo as y mete otra de sus películas en las antologías cinematográficas.
Como acostumbra, la labor de planificación es la base sobre la asienta la solidez de esta obra maravillosa, ni un sólo detalle ha quedado olvidado antes de plasmarlo en imágenes. Es paradigmática la conocidísima y superparodiada escena de la ducha, entre y cinco y siete días, según el autor que se consulte, se tardó en rodarla, en tomar los innumerables planos que en esta escena de apenas tres minutos se nos muestran. Ese tiempo para un rodaje que apenas sobrepasó los treinta días, hace que sobre cualquier comentario.
Si en su pequeño apartado, Saul Bass, vuelve a lucirse con los créditos a base de esas letras cuyas líneas no acaban nunca de encajar, como un retrato de la personalidad del protagonista del film, qué decir de la partitura de Bernard Herrmann, basada en instrumentos de cuerda y cuyos staccatos se han convertido en sinónimo de miedo, de terror cuando los escuchamos reproducidos, imitados o parodiados.
En cuanto al tercer vértice de este triángulo artístico, el amigo Hitch, no deja de sorprendernos el tipo. Cuando creemos que ya nos ha dado de sí todo lo que podía darnos, se saca de la manga un nuevo as y mete otra de sus películas en las antologías cinematográficas.
Como acostumbra, la labor de planificación es la base sobre la asienta la solidez de esta obra maravillosa, ni un sólo detalle ha quedado olvidado antes de plasmarlo en imágenes. Es paradigmática la conocidísima y superparodiada escena de la ducha, entre y cinco y siete días, según el autor que se consulte, se tardó en rodarla, en tomar los innumerables planos que en esta escena de apenas tres minutos se nos muestran. Ese tiempo para un rodaje que apenas sobrepasó los treinta días, hace que sobre cualquier comentario.
No he llegado a tener claro si Hitchcock utilizó a su equipo de televisión, en lugar de la gente que habitualmente le acompañaba en los rodajes de sus pelis, porque quería dar al film un aspecto televisivo o fue una más de las actuaciones a las que se vio forzado por el bajo presupuesto, he leído comentarios para todos los gustos al respecto y, en el fondo, me da igual, porque fuera buscado o fuera por pura casualidad, le salió redondo.
Como la elección de los actores, al parecer esta sí motivada por el asunto económico. Los dos protas, apenas eran conocidos en aquel momento, aunque por contra, cuenta con unos secundarios que se pueden considerar un lujo, encontrar nombres como John Gavin, Vera Miles, John McIntire o Martin Balsam, es tener un reparto de primera.
Al parecer, también fue para abaratar costes por lo que se recurrió al blanco y negro y no, como también se escrito por ahí, para que la sangre no llamara tanto la atención. De hecho el mayor problema de Hitch con la censura en este film, era porque aparecía un inodoro y eso se consideraba aberrante. ¡Bufff! Mentes retorcidas. Como si las estrellas de Hollywood no cagaran (con perdón) y mearan (mis disculpas).
Esto (lo del blanco y negro), fue otro acierto, para mí, contribuye a subrayar el ambiente opresivo que respiramos a lo largo de toda la peli.
Para acabar con el asunto económico, una curiosidad, el director renunció al sueldo (puede que fueran unos 250.000 dólares de 1.959, una pasta), a cambio de quedarse con el 60% de los derechos del film. Sí, salió ganando, pero en esos momentos no lo sabía nadie, una prueba de la fe que tenía Hitchcock en el buen resultado de su trabajo.
Con esta película, Hitchcock dio un vuelco a la manera de hacer cine de terror que imperaba hasta el momento, casi todas las pelis de este género eran de serie B y, casi todas ellas, basadas en la aparición en las mismas de seres sobrenaturales, tipo muertos vivientes o monstruos estilo Frankenstein.
Aquí, son personas de carne y hueso e introduce el factor psicológico para llevarnos al terreno del terror, del miedo. Todo ello sin renunciar al arma que tan bien dominaba: El suspense. Aquí alcanza grados sublimes, durante toda la primera parte del film, está jugando con ese suspense para mantenernos en vilo y vaya si lo logra, todo el viaje de Janet Leigh, perseguida por la poli, es suspense del mejor estilo.
Y todo esto, sin darnos ningún sobresalto de esos a los que tan aficionados son los directores actuales de este tipo de films, que parece que nos quisieran matar de un infarto.
Hay escenas de la peli que forman parte del imaginario colectivo, sobre todo la de la ducha, con esos miles de detalles en los que el maestro se recreó.
Yo quiero destacar, precisamente esos detalles, no sólo en esta escena, sino a lo largo de todo el metraje, con muchos primeros planos de todo tipo.
Y una escena, además de la mencionada, la final, ese solitario Anthony Perkins, en la habitación desnuda y con ese rostro que lo dice todo.
Poco antes de esa escena, está la larga explicación del psiquiatra, quizá el único "pero" que se puede poner a la obra.
Película de culto donde las haya, no me extraña que en los Universal Studios de Los Ángeles, se conserven el Motel y al fondo la casa en la que Norman Bates vive con su madre, siendo uno de los lugares de visita obligada no sólo para cinéfilos, sino para el público en general, porque escenas de esta peli les suenan incluso a gente que no la ha visto ni sabe de qué va.
Esta sí que es una película de miedo y no lo que hay ahora que se basa en matarte del susto, cosa que veo que tú también piensas.
ResponderEliminarNunca más volví a ver nada de este actor, y creo que ese papelón merecía un Oscar. Me gustó muchísimo y además me impactó de tal manera que no he vuelto a ver nunca igual una ducha, un saludo :)
Perkins quedó marcado por este papel, en ambientes cinematográficos se comentaba que no le llamaban para otros trabajos porque la gente lo identificaba con Norman Bates.
ResponderEliminarParticipó en varias películas más, entre ellas alguna secuela de esta y llegó a dirigir, precísamente, "Piscosis III". Ni las secuelas, ni los remakes que se han hecho, han llegado a la altura, ni de lejos, de esta obra.
Hasta los agudos violines de Herrmann, cual arañazos y cortes al silencio son utilizados hoy hasta en los programas deportivos y como añadido sonoro a tension (no me funciona el acento)y "suspense". En blanco y negro tambien me acuerdo de las Diabolicas de HG Clouzot (1954). pero Psycho es la mejor, sin duda. Gran ciclo del maestro. Un saludo
ResponderEliminarCon Hitchcock es fácil hasta lo complicado.
ResponderEliminarOtra de las grandes pelis de Hitch. Básica para entender el cine de terror moderno. Referente para todos aquellos que quieran dedicarse a inquietar, asustar, aterrar.
ResponderEliminarSaludos!
Como de costumbre, breve y certero. Gracias Ethan.
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