Thomas Ericsson (Gunnar Björnstrand), un pastor protestante que celebra los oficios religiosos con la iglesia casi vacía, es un hombre solitario que sufre una profunda crisis espiritual y cuya vida carece de sentido. Incluso el amor que le profesa la maestra Märta Lundberg (Ingrid Thulin) se ha vuelto para él una carga insoportable. Su situación se agrava al verse incapaz de ofrecer ayuda alguna a un matrimonio que acude a él para pedirle consejo.
Muy cercano a las reflexiones unamunianas en San Manuel Bueno, martir, Bergman plantea las dudas existenciales de este sacerdote que está aguardando desesperadamente oír la voz de Dios.
El maestro sueco hace arte de la sencillez, tanto de la puesta en escena, como del propio argumento para crear uno de los dramas más profundos y certeros sobre la naturaleza humana y las dudas que provoca la fe en un Dios que no vemos. Un silencio a nuestras preguntas, cuyas respuestas están en nosotros mismos.
Una película que no se olvida, con ese religioso buscando a Dios sin éxito.
ResponderEliminarUna historia tortuosa.
EliminarMuy dramática para mí. Un beso
ResponderEliminarMás que dramática, profunda.
EliminarEl silencio de Dios. Una de las mejores películas de Bergman, que ya es decir.
ResponderEliminarAsí está considerada.
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