Holly Sargis (Sissy Spacek), una joven de 15 años que mantiene una fría relación con su padre, pintor de carteles publicitarios, se muda con éste al pequeño pueblo de Fort Dupree (Dakota del Sur), donde conoce a Kit Carruthers (Martin Sheen), un joven rebelde de veinticinco años, del que poco a poco se enamora. Holly no puede contarle nada a su padre, debido a la diferencia de edad y a que Kit viene del lado equivocado del camino. Cuando intenta llevarse a Holly con él, Kit, en un impulso, mata al padre de la chica que, tras dejar que las emociones iniciales se calmen, decide irse voluntariamente con Kit y entre ambos inncendian la casa. Pronto se dan cuenta de que la Ley les persigue ya que hay una recompensa por su captura.
El film, inspirado en una historia real (en 1958, Charles Starkweather y Caril Fugate, estuvieron implicados en una ola de asesinatos que aterrorizaron a la población), está ambientado al final de la década de los 50 del pasado siglo.
Supuso el debut como realizador de Terrence Malick que, hasta entonces, solo había debutado como guionista. A pesar de que hoy es considerada como una magnífica película, en su momento, su resultado en taquilla no fue demasiado alentador y la crítica, en general, la recibió de manera no excesivamente entusiasta.
Por más que los hechos en que se basa sucedieran más o menos como se cuentan, no deja de ser una historia increíble desde el punto de vista de una persona, digamos normal, con un tipo cuya personalidad está claramente enferma que se dedica a matar sin ton ni son y una joven que le sigue como un perrito faldero sin mostrar el más mínimo sentido común ante un energúmeno que no tiene reparo en matar a su padre al que en ningún momento hemos visto que maltrate a la muchacha, sino que la sobreprotege.
Sin embargo, el empeño de Malick va por otro lado. Los hechos los plantea sin entrar en valoraciones, ni pretender empatía u odio entre espectador y los protagonistas, pero es en el retrato de los dos personajes y sus relaciones con el entorno, donde apreciamos los principales valores del film en los que ya queda reflejado buena parte de lo que será el discurrir cinematográfico de su realizador y guionista en el futuro. Siempre ha tenido especial habilidad y sentido artístico para sacar absoluto partido de los paisajes, aunque, como ocurre en esta ocasión, sean polvorientos y desolados, esas malas tierras a que hace referencia el título que no solo son incultivables, sino que no valen ni para pastos.
Con unas buenas interpretaciones de los dos personajes principales, Malick contrapone el peligro, la violencia y la tensión que envuelve a la pareja, con la soledad y la paz de los grandes espacios abiertos que desbordan magnitud y belleza, ofreciéndonos imágenes que son verdaderos frescos que nos recuerdan a los grandes maestros de la pintura realista norteamericana (Hopper y Wyeth), todo ello acompañado de una acertada elección de las músicas, originales o no, que acompañan las imágenes en este verdadero portento de belleza formal que es también, en cierto modo, un retrato de la América profunda de mediados del siglo XX.
Vaya joyita de muchacho.
ResponderEliminarLa América profunda, tiene algo inquietante.
Anoto el título.
Saludos!
La verdad es que una especie de psicópata y ella da pena, porque parece tonta (en el mejor sentido del término), pero ya sabemos que, por desgracia, esas cosas pasan en la vida real.
EliminarPasó algo parecido con los asesinos en serie de los años 60, 70 y 80, que las jóvenes les escribían cartas y hasta hubo quien se caso con uno de esos tipos.
EliminarHay situaciones similares cada día. En muchos de los casos de maltrato, cuando conoces la historia te preguntas: ¿Pero esta mujer está mal de la cabeza? ¿Por qué denunció y después retiró la denuncia? Hasta que ya es demasiado tarde y la pobre está muerta. Casos complejos que responden a situaciones socioeconómicas o sencillamente a los sentimientos humanos que son complicados. Seres débiles, incluso aunque a veces sean personas con formación académica, de las que estos criminales se aprovechan.
EliminarMalick no volvería a rodar otra película hasta cinco años más tarde, con "Días del cielo" (1978), y después tardaría otros veinte años hasta el estreno de "La delgada línea roja" (1998). Luego ya ha ido prodigándose con mayor frecuencia, pero su cine también ha perdido bastante interés.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, parece que con "La delgada línea roja", alcanzó su cima.
EliminarMe parece una película muy bella y romántica (a pesar de la violencia) y, aún diría más, un título esencial del cine americano de los setenta.
ResponderEliminarMalick decía que había querido hacer una película sobre una relación romántica desde una perspectiva diferente a la clásica de este tipo de historias.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarUn titulo imprescindible. Ha crecido en importancia con el tiempo.
Saludos!
Es cierto, al principio fue acogida con cierta frialdad.
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