Texas 1933. Cuando el joven Harry Crane y su hermana menor hallan el cadáver de una mujer de color junto al río Sabine, todo el mundo da por sentado que el asesino ha tenido que ser alguien de su misma comunidad. Pero la víctima, que fue encontrada desnuda y mutilada, atada con alambre de espino a un árbol, resulta ser solo la primera de una serie de muertes cada vez más horribles y viscerales. Todo ello hace que Harry y su hermana sospechen de una infernal criatura que, según las historias que circulan por el lugar, merodea siempre al acecho por la orilla del río, se la conoce como el Hombre Cabra y, a cada nueva víctima que aparece monstruosamente asesinada, amenza con hacer cundir el pánico por todo el condado.
El narrador de la historia es el propio Harry, ya mayor, viviendo en una residencia de ancianos, que rememora aquel episodio en el que se vio involucrada su familia, él y su hermana Tomasina (a la que llamabenTom porque era mucho más sencillo y porque se comportaba como un muchacho más), porque descubrieron el cadáver de la mujer negra y su padre porque era el alguacil del condado, un puesto que aceptó porque nadie lo quería.
La historia de los asesinatos, la investigación alrededor de los mismos y las reacciones que provocan entre la población local, está narrada con habilidad, introduciendo los giros pertinentes y dotándola de cierta intriga, al menos hasta que, llegado cierto momento, bien es verdad que ya en el último tramo del libro, el lector avispado, tiene casi la certeza de quién es el culpable.
De cualquier modo, a mi lo que más me ha llamado la atención no es esto, ya digo que sin que carezca de interés, sino la prodigiosa ambientación con que el norteamericano Joe R. Lansdale envuelve la historia. Me ha recordado en muchos aspectos a Mark Twain, entre otras cosas porque si las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn tenían como marco las riberas del Mississippi, las de Harry y Tom se desarrollan en lugares que guardan cierta similitud, al este de Texas, pues si bien los vientos habían barrido la mayor parte del norte y el oeste, el este del estado más grande de la Unión, rebosaba de una vegetación exuberante y mientras el resto de Texas se agotaba y se convertía en polvo, el este sufría tormentas, trombas e inundaciones y perder una cosecha por exceso de agua era más habitual que perderla por sequía. Así que nuestros protagonistas habitan un paraje rodeado de naturaleza, con un bosque que bordea el río Sabine habitados por una fauna variopinta de zarigüeyas, corzos, jabalíes, mapaches o ardillas y las temibles serpientes mocasin que deambulaban por las aguas del río. En la espesura de ese bosque viven nuestros protagonistas, en una casa sin electricidad, pero que sí contaba con una gotera, una estufa de leña que soltaba humo, un desvencijado granero, una galería para dormir los meses de calor y un excusado exterior que las víboras encontraban muy acogedor. Cazaban, pescaban, cultivaban las dos hectáreas de tierra que le habían ganado al bosque ayudados por su mula Sally Redback, sacaban algo de otras trece hectáreas de bosque de tala y pinos y lo complementaban con la barbería que el padre tenía en el pueblo y con su mísero emolumento como alguacil.
El libro muestra un vívido retrato de los duros tiempos de la Gran Depresión y de cómo era el día a día en la vida de estas gentes que no andaban precisamente sobradas de dinero y del ambiente que las rodeaba, con extraños viajeros que iban y venían en los vagones de carga de los trenes que transitaban el cercano ferrocarril y la absoluta segregación entre blancos y negros, no en vano estamos en pleno sur de la Unión y como en otros estados cercanos, el Klan hacía de las suyas de vez en cuando, manteniendo a los negros atemorizados y buscando excusas para linchar a alguno de ellos o amenazar a cualquier blanco a quien colgaran la etiqueta de amigo de los negros.
Todo esto forma parte de la novela hasta convertirla en un relato en el que, junto al misterio y a la novela negra, conviven la aventura y el retrato de época, aderezado con algunas pinceladas de humor. La fantasía de los niños y los peligros que les acechan (y algunas veces a sus padres), el racismo dominante y cruel, contado explícitamente, la variedad de personajes secundarios, cada cual con su momento de protagonismo y representando los varios tipos que uno podría encontrarse en este tipo de sociedades y ese entorno medio salvaje que he mencionado, componen un relato que avanza de forma amena y que resulta muy gratificante de leer. Una magnífica novela.
Hola Trecce!
ResponderEliminarDebió de ser difícil y muy duro salir adelante en aquella época. Esa ambientación que mencionas es lo mismo que en el cine algo que en la literatura agradezco.
Saludos!
Desde luego, la ambientación está logradísima, es de lo mejor de la novela.
EliminarSegún se desprende de lo que cuentas, tiene pinta de ser un retrato descarnado de la América profunda.
ResponderEliminarLo es, pero sabe combinar momentos de gran dureza, con otros muy divertidos.
Eliminar