viernes, 15 de abril de 2022

PAISÀ (CAMARADA)

 


Ambientados en la campaña italiana durante la liberación de Italia desde julio de 1943 hasta finales de 1944, se desarrollan seis episodios distintos en los que el personal militar estadounidense interactúa con los lugareños italianos, algunos simpatizantes, otros hostiles, mientras los alemanes se ven obligados a retirarse de Sicilia al delta del río Po. Comenzando en Sicilia, una joven lugareña, Carmela (Carmela Sazio), conduce a un grupo de soldados estadounidenses a través de un campo minado con resultados trágicos; luego, en Nápoles, Pasquale (Alfonsino Pasca), un niño huérfano de la guerra, roba las botas de un soldado afroamericano ebrio y luego se reencuentra con él en medio de la ciudad azotada por la guerra. En la Roma liberada, la joven prostituta Francesca (Maria Michi), malvive como puede, mientras espera al soldado estadounidense que se enamoró de ella seis meses antes; en Florencia, durante una batalla en el Ponte Vecchio, Harriet (Harriet Medin), enfermera de un hospital militar estadounidense, arriesga su vida para reunirse con su amante. Luego, tres capellanes del ejército son acogidos en un monasterio católico en las montañas de los Apeninos, aunque solo uno de ellos es católico. Finalmente, en la zona pantanosa del delta del Po, los oficiales de la inteligencia estadounidenses y los partisanos italianos luchan contra los nazis, después de salvar a dos pilotos ingleses derribados.


Con guión del propio realizador, de Federico Fellini y Sergio Amidei y música de Renzo Rossellini, Roberto Rossellini dirige esta historia dividida en seis episodios que estuvo nominada al Oscar a la mejor historia y guión en 1949. 
En el film se intercalan imágenes documentales que incluyen los bombardeos de los barcos aliados sobre las costas de Sicilia, las tropas alemanas que se retiran por las calles de Roma y la entrada triunfal de las tropas estadounidenses en la ciudad cuando son recibidos por una gran multitud de italianos.


El lado feo, horrible de la guerra (¿tiene acaso otro?) es lo que retrata Rossellini en sus historias protagonizadas por quienes de veras sufren la barbarie y las consecuencias de los conflictos. No busquéis grandes generales, héroes arrojados o hazañas deslumbrantes, no los hay. Soldados, partisanos y civiles son los protagonistas, los del escalón de abajo a los que les cae encima toda la basura y la miseria. 
En los relatos con más acción bélica, quienes demuestran algo de alocada valentía, son precisamente quienes menos deberían: la enfermera, y lo hace por encontrar a su novio y el amigo que la acompaña, porque quiere reunirse con su familia. También los partisanos, que se enfrentan a las balas para rescatar el cadáver de un camarada que va a la deriva por el río. Pero los soldados lo que quieren, y así lo expresan en algún momento de forma explícita, es volver a casa y exponerse lo menos posible, no desean ser héroes. 
De uno u otro modo, los episodios van sobre esto, quizá el que se sale un poco de la norma es el del convento, para algunos el mejor, al menos el más llamativo, en el que lo que se plasma realmente, es la ingenuidad de algunos a la hora de resolver conflictos, en el caso de los monjes, aislados del mundo en su vida de retiro y oración, la aparición en el convento de un capellán judío y otro protestante, algo que para su mentalidad es como si en su casa hubiera entrado el maligno, pero no porque teman por sí mismos, sino porque se consideran en la obligación de rescatar aquellas dos almas perdidas hacia la verdadera fé, porque son hombres expuestos a la muerte en cualquier momento y ellos no desean que sus almas se pierdan en el infierno. Un planteamiento de las diferencias religiosas, en lugar de desde el enfrentamiento, como digo, desde la ingenuidad, porque la solución que encuentran estos cándidos seres es hacer ayuno en espera de un milagro. 
Toda la barbarie, el sinsentido y lo execrable de los conflictos bélicos y sus tristes y penosas consecuencias es lo que Rosellini nos acerca con sencillez y realismo en esta producción que no deja de ser relativamente humilde y, quizá por ello, más cercana, impactante y realmente triste, porque la guerra, por desgracia, lo es para quienes la padecen.




6 comentarios:

  1. Esa sencillez que mencionas, rebosante de humanidad, constituye uno de los rasgos definitorios del cine de Rosellini.

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  2. Ese episodio de los capellanes en el monasterio me interesa mucho.

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    1. Está muy bien, como el resto de la película. Es una manera distinta de plasmar las diferencias religiosas, en este caso, los frailes, convencidos de que el capellán protestante y el judío están equivocados, no tratan de imponer su verdad por la fuerza, sino, en un acto de absoluta ingenuidad, acuden a la oración y el sacrificio para propiciar su conversión.
      Cuánto mejor le habría ido al mundo si todas las diferencias religiosas, que tanta muerte y desgracia han acarreado (aún ahora, como sabemos), se hubieran dirimido así.

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  3. Una película magnífica de Rossellini, de su célebre e influyente trilogía neorrealista junto a Roma ciudad abierta y Alemania año cero.

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    1. En efecto, una trilogía que, además de su calidad cinematográfica, se ha convertido en un documento gráfico imprescindible de la postguerra europea.

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