Ambientada en el Madrid de los años 90, Ángela (Ana Torrent), estudiante de imagen en la universidad, prepara una tesis doctoral y escoge como tema la violencia audiovisual. Ángela encuentra muerto en la sala de cine de la facultad a Figueroa (Miguel Picazo), el profesor encargado de ayudarla con la tesis mientras visionaba una de las películas de la videoteca del centro como material para el trabajo de su alumna. Ella asustada, pero a la vez interesada, decide llevarse la cinta y descubre las películas violentas del subgénero conocido como snuff-movies que se esconden en un lugar medio oculto del archivo y que coinciden precisamente con el tema de su tesis. En la película que se ha llevado, como descubrirá más tarde, aparece torturada y asesinada Vanessa (Olga Margallo), una estudiante de la facultad que desapareció sin dejar rastro.
Ángela comienza a investigar el vídeo con Chema (Fele Martínez), un fanático compañero de clase al que conoce pidiéndole películas violentas y pornográficas para su tesis, también la ayudará a buscar al dueño de la cámara con que se rodó la película, un tal Bosco Herranz (Eduardo Noriega), un extraño chico, que resulta ser amigo íntimo de la joven asesinada en la snuff movie. Las pistas les llevan a la facultad, son conscientes de que alguien allí es el que lleva a cabo ese tipo de películas. De repente se verán involucrados en un nuevo mundo audiovisual, desconocido para ellos, donde la desconfianza y las dudas pueden hacerles dudar de ellos mismos.
Aún recuerdo el impacto que tuvo este film y la irrupción en el panorama cinematográfico español de un director entonces absolutamente desconocido, el hispano-chileno Alejandro Amenábar. En el se vio el heredero natural de los grandes nombres del cine nacional y, aunque el paso del tiempo ha ido consolidando su prestigio y su trabajo (su película "Mar adentro", ganó el Oscar en 2005), no se ha visto libre de críticas, algo normal, por otra lado.
El film, de innegable calidad y en el que Amenábar también es coautor de música y guión, se sostiene sobre una trama de intriga que, a su vez, realiza un ejercicio de profunda reflexión y cierta denuncia no sólo al cine snuff, sino a las película morbosas, a la llamada televisión-basura y, también y no necesariamente en último lugar, al espectador consumidor de este tipo de productos. Desde la escena de presentación ("hay un cadáver en la vía, por favor, no miren"), en la que muchos de los pasajeros hacen caso omiso de la advertencia que se escucha por los altavoces y se acercan a ver el cadáver mutilado, hasta la escena que cierra el film, en la que los pacientes del hospital están atentos y sin parpadear a las imágenes violentas y desagradables que va a servir la televisión, hay unas cuantas referencias a la parte que el espectador tiene (tenemos) en el auge de la violencia audiovisual.
Es cierto que el guión tiene varios defectos y que algunos afectan a la credibilidad de lo que vemos (la crítica en general los achaca a la inexperiencia), pero no lo es menos que a lo largo de la narración el espectador se ve involucrado en la historia y que nos hace llegar la crítica que subyace en la misma.
Una película muy interesante y más viniendo de un realizador nobel al que se le nota que ha visto mucho cine y que ha filtrado dentro de sí para darles forma propia, algunas de las historias que ha presenciado en la pantalla.
Una gran película que no ha envejecido bien. En su momento casi se convirtió en un film de culto, todo el mundo la había visto y hablaba bien de ella. Pero revisionándola unos años después me pareció algo inconsistente.
ResponderEliminarA mí también me gustó más la primera vez que la vi.
EliminarLa vi, aunque lo he olvidado en gran parte. Recuerdo la inclusión de un cuento de Oscar Wilde.
ResponderEliminarCrei notarle un atilo a Scream, Sé lo que hicieron al verano pasado. No recordaba esa acusación a los espectadores. Eso me parece un poco molesto.
Recuerdo más Agora, otra película del director, sobre Hipatia de Alejandría.
A mí me recuerda mucho a "El fotógrafo del pánico" ("Peeping Tom").
EliminarUna opera prima inolvidable; alabada desde el mismo día que se proyectó, y con razón. El resto de la obra de Amenábar es más irregular de lo que cabría pensar al ver esta magnífica película.
ResponderEliminarLo cierto es que Amenábar se hizo un hueco entre los realizadores de primera línea, aunque quizá, más adelante, no ha llegado a lo que se esperaba de él. Seguimos esperando y deseando que nos ofrezca otra gran película.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarRecuerdo lo mucho que impacto en su momento, la volvi a ver hace un par de años y creo que todavia tiene gancho, hay alguna escena que da yuy...jeje
Saludos!
Sobre todo, hay que tener en cuenta que era un director nobel.
Eliminar