Peter Guillam, un anciano con problemas de audición, antiguo colega devoto y aliado de su maestro, George Smiley, maestro de espías, vuelve a revivir un momento del pasado, cuando acuden a él las consecuencias de una batalla olvidada. Unos acontecimientos ocurridos en Berlín a principios de la década de los 60, vienen a atormentar su retiro.
Resulta que Alec Leamas, un antiguo amigo y compañero de Guillam en el Servicio Secreto, tuvo un hijo con una mujer de Alemania del Este. Este joven, Christoph, busca venganza hacia las traiciones del olvidado "Circus". Amenaza con exponer al servicio secreto británico en el parlamento y los tribunales, pues su padre murió acribillado junto al Muro, cuando trataba de proteger a una valiosa fuente que había sido descubierta por la Stasi y su hijo alega que fue abandonado y traicionado por el propio Servicio Secreto británico. Sin Smiley, -¿dónde está él ahora?- los abogados del MI6, deben apretar a Peter Guillam para arrancarle la verdad acerca de la "Operación Carambola".
Los sutiles interrogatorios de un hombre apodado "Conejo" nos llevan a un laberinto de tretas y contraataques poblado por el recuerdo de tramas pasadas. Fantasmas siniestros: Bill Haydon, Percy Alleline, Toby Esterhase, Jim Prideaux y Oliver Lacon, revolotean entre las sombras del tiempo perdido. Guillam visita viejos refugios y resiste a sus interrogadores lo mejor que puede en una sucesión de recuerdos que le llevan a las antiguas casas seguras del servicio que, por otra parte, no ha cambiado mucho en 50 años, excepto que "Circus" es ahora "La Caja", y los espías operan desde "Spyland", al lado del Támesis. En lugar de la acción, Guillam debe revisar muchos archivos, los documentos del caso, un pasado desenterrado y arrojado a su cara.
Es un libro que muestra cierto desencanto y tristeza: "Cuando la verdad te alcance, no seas un héroe, corre", dice en uno de los párrafos del libro. El mundo del espionaje en la llamada "Guerra Fría", vuelve a revivir de la mano de los recuerdos de Guillam, unos hombres que en momentos tenían que anteponer el bien superior a sus convicciones morales, para ello habían sido entrenados, pero los fantasmas que han ido dejando en el camino, no siempre les permiten descansar tranquilos a estos hombre que tenían algo de héroes, pero que se movían en un ambiente turbio y despiadado, en el que los acontecimientos, en ocasiones te sobrepasaban.
No todas las tramas de la novela son tan impecables, por ejemplo, las dos intervenciones de Christoph en la búsqueda de Guillam estiran los límites de la credibilidad casi hasta el punto de ruptura, pero Le Carré sigue siendo un gran escritor contemporáneo, cuyo trabajo siempre será leído y releído.
El novelista británico, David John Moore Cornwell, que firma sus obras con el seudónimo John le Carré, maneja como nadie los relatos de suspense e intriga, que sitúa siempre en la época de la Guerra Fría y, por supuesto, logra que el lector considere verídicas las distintas situaciones que describe. Todo un maestro en este género.
ResponderEliminarEn efecto, así es y aquí demuestra que sigue en forma.
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