lunes, 22 de octubre de 2018

BILL, QUÉ GRANDE ERES

William "Bill" Klugs (Dan Dailey), uno más de los ciudadanos de la plácida Punxatwney, en el Oeste de Virginia, será el primer voluntario de la localidad que se alistará, tras el bombardeo de Pearl Harbor. Sus paisanos le despiden como a un héroe y, al regresar de la instrucción, es recibido con una gran fiesta.
Sin embargo, lamentablemente para él, pasa la guerra como instructor de artillería, mientras otros parten hacia el frente.
El azar querrá que sus tareas las desarrolle en su propia localidad, lo que en principio supondrá un elemento de comodidad. Sin embargo, dicha circunstancia se convertirá de forma paulatina en un auténtico tormento, ya que esos mismos vecinos que habían visto en él un referente, poco a poco lo considerarán un haragán que ha huido del combate. Será una circunstancia que el propio protagonista vivirá con creciente incomodidad, intentando de manera reiterada ser enviado al frente solicitándolo a sus superiores, quienes con la misma reiteración irán denegándole la demanda, al tiempo que, en cada una de dichas citas, le recomienden para un ascenso y la enésima medalla por el buen comportamiento
Al fin se presenta su gran oportunidad, pero las autoridades militares, ordenan que los ocupantes del B-17 en que viaja Bill, abandonen el aparato. Pero él, que se había quedado dormido, salta en paracaídas bastante más tarde que el resto de sus compañeros, siendo capturado por partisanos franceses.
Tras asegurarse de sus auténticos orígenes, le encomendarán una crucial misión, que le devolverá su condición de héroe, aunque en realidad William, que no es consciente de ella, la viva como un auténtico y, por momentos, desternillante calvario físico.


La película fue el peaje que Ford hubo de pagar a la Fox por la cesión de Henry Fonda para El fugitivo. El propio realizador comentaba que era una de las películas más divertidas que se habían hecho. Aunque no fue un territorio muy visitado por Ford, él sabía hacer comedías y las hacía muy bien, ahí están El hombre tranquilo, La taberna del irlandés y algunas de las que hizo en la época anterior al sonoro a las que este film recuerda en algunos aspectos, con un presupuesto bajo, un montón de personajes, gags excéntricos y mucha inventiva.
He leído muchas reseñas de este film en las que se señala que es una crítica a la burocracia militar.
Bueno, es una opinión, tan respetable o más que la mía, pero yo pienso que el film es más bien un homenaje, en tono de humor, a toda esa gente que trabaja en la retaguardia durante los conflictos. El ejército vive de la disciplina y muchas veces se repite en las películas esa idea (que atiende a la realidad) de que el soldado está allí para obedecer y no para pensar. Puede parecer de cretinos, pero no hay tal, si en las contiendas se tomaran las decisiones por mayoría, la batalla tendría muchas papeletas para perderse, se necesita mando único y rapidez en la toma de decisiones.
Me disperso en las explicaciones, lo que quiero decir es que para que haya gente muriendo o matando en el frente, para que algunos alcancen la gloria en la batalla, hace falta que detrás haya gente trabajando en labores poco reconocidas, como Bill entrenando tiradores.
Hay algunas cosas más a comentar en esta película, como en casi todas las del maestro, que bajo la apariencia de sencillez, esconden mucho más de lo que parece. Me voy a quedar con un par de ellas. En primer lugar, el ritmo rápido del que está dotada la acción que hace que el argumento aparentemente anodino, cobre vigor y otra que es más bien una anécdota: En este film está el único número genuinamente musical que dirige Ford, cuando Kluggs hace una especie de imitación de Fred Astaire, mientras interpreta una canción y baila con Marge (Colleen Townsend), su novia. Me refiero, claro está, a música contemporánea, ya que en algunos films, el maestro incluye coreografías, sobre todo de bailes en grupo, ambientados en la época de la colonización del oeste norteamericano.
Una película sin grandes pretensiones y muy divertida.




2 comentarios:

  1. Muy divertida, en efecto. Una especie de variante de "Escala en Hawaii", con la insistencia del protagonista queriendo ir al frente, y el mando denegando continuamente su petición. Por momentos parece una versión de una cinta anterior de Preston Sturges también bastante simpática: "Salve, héroe victorioso".

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