Aung San (Phoe Zaw), héroe de la independencia de Birmania y presidente del primer gobierno tras la independencia del país, es asesinado cuando se encuentra reunido con algunos miembros de su gobierno. Los militares se hacen con el control del país y comienza un periodo de represión que se extenderá, casi hasta nuestros días.
La hija de Aung San, Aung San Suu Kyi (Michelle Yeoh), vive en Oxford (Inglaterra), con su marido y sus dos hijos. Su esposo, Michael Aris (David Thewlis), de nacionalidad británica, es profesor en la universidad y siente pasión por el país de su mujer, para el que ansía, igual que ella, que algún día se vea liberado de la tiranía.
A consecuencia de la enfermedad de su madre y su más que previsible cercana muerte, Aung San Suu Kyi viaja a su país natal, donde miembros de la oposición contactan con ella y le piden que se ponga al frente de la Liga Nacional Para la Democracia, al ser su padre una persona de memoria tan respetada, están convencidos de que ella puede ser la persona que aglutine a quienes se oponen a los militares en el poder.
Rápidamente, el gobierno la considera como una enemiga y la someten a arresto domiciliario y aunque en las elecciones celebradas en 1990, gana de manera aplastante, los gobernantes no reconocen el resultado y, no sólo le impiden formar un gobierno de civiles, sino que la recluyen de nuevo en su residencia.
Durante 15 años, Suu Kyi, permanece retenida y sin poderse mover libremente, acaba convirtiéndose en un símblo de la resistencia pacífica y más cuando el 14 de octubre de 1991, es premiada con el Nobel de la Paz, un premio que no puede recoger al impedirle las autoridades salir del país.
El guión narra la peripecia de esta luchadora, símbolo de la resistencia pacífica contra la dictadura militar que gobierna Birmania de forma despótica. Para escribirlo, Rebecca Frayn entrevistó a muchas personas que habían formado parte del grupo más cercano a la protagonista de la historia, con lo que pudo rescatar, por primera vez, muchos detalles que permanecían desconocidos.
La banda sonora, de Eric Serra, colaborador habitual de Luc Besson, sin ser ninguna maravilla, no está mal; incluye algunas piezas de música clásica y la canción final, Soldier of Love, interpretada por Sade.
La fotografía ofrece contrastes entre la relativa frialdad y los tonos grises de las tomas correspondientes a Oxford y la calidez de las imágenes de Rangún, que alcanzan los mejores momentos con los contraluces y las puestas de sol.
Aunque el tono de la narración visual y algunos diálogos, ofrecen una imagen un tanto edulcorada del verdadero drama que vive, no solamente la protagonista, sino el pueblo de birmania, sometido y humillado por un grupo de paranoicos con tendencias asesinas, creo que el verdadero logro del film es la visión que nos da desde el punto de vista del esposo. Con una brillante interpretación, David Thewlis nos acerca la figura de Michael Aris, el hombre en la sombra que fue apoyo intelectual y moral de su esposa. Conocemos, más o menos, el sufrimiento de Suu Kyi, su entereza de ánimo y su firmeza en la lucha por los derechos de su pueblo, pero la película nos descubre tambien a un hombre que, siendo extranjero en Birmania, sabe comprender las necesidades del país y animar a su mujer a que siga adelante con lo que considera su misión en la vida, aunque sea a costa de sacrificar su matrimonio.
No es un film redondo, ni mucho menos, pero está bastante bien, quizá mejor en las intenciones que en el resultado.
Yo creo que lo mejor la fotografía.
ResponderEliminarSaludos Trecce
Lo mejor la historia de esta mujer (y su familia), tan potente que está por encima de la manera en que se cuente.
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