Estamos hablando, sin duda, de una obra menor dentro de la filmografía de Woody Allen, no llega a alcanzar ese puntillo de obra bien acabada y, en este caso, una buena parte de la culpa la tiene que el papel protagonista no lo interpreta él.
Eso que en alguna de sus pelis es un acierto, en esta se nota en falta.
Es evidente que la edad que representa Kenneth Branagh es más apropiada que la que tenía el director, pero sin embargo, a pesar de que la actuación es técnicamente correcta (es un buen actor), se pierde a la hora de querer imitar la gestualidad y la dicción de Allen. En general, cosas como esa especie de tartamudeo tan típico del neoyorkino, quedan un tanto artificiales y en algunas escenas en particular, uno se imagina esa mezcla de desamparo e inseguridad que nos trasmite Allen y que provoca nuestra ternura y que en la actuación de Branagh se pierde por completo. Eso, en parte, se debe al físico y tiene mal arreglo, así que creo que el intérprete está mal elegido.
Eso que en alguna de sus pelis es un acierto, en esta se nota en falta.
Es evidente que la edad que representa Kenneth Branagh es más apropiada que la que tenía el director, pero sin embargo, a pesar de que la actuación es técnicamente correcta (es un buen actor), se pierde a la hora de querer imitar la gestualidad y la dicción de Allen. En general, cosas como esa especie de tartamudeo tan típico del neoyorkino, quedan un tanto artificiales y en algunas escenas en particular, uno se imagina esa mezcla de desamparo e inseguridad que nos trasmite Allen y que provoca nuestra ternura y que en la actuación de Branagh se pierde por completo. Eso, en parte, se debe al físico y tiene mal arreglo, así que creo que el intérprete está mal elegido.
Por otra parte, la comicidad y la crítica que pretende hacer la peli, se va diluyendo a medida que avanza el metraje, es como si le sobrara media horita, lo justo para que pase de ser entretenida a hacerse un pelín larga.
Como quiera que la estructura del film es la de varias historias que nos plantean diversas maneras de encarar esas insatisfacciones que rodean la vida de esta gente que pulula por lo que se llama el star system, una de las dificultades es hilar esas historias unas con otras, algo que no siempre está conseguido.
Una de esas historias es la del personaje interpretado por Winona Ryder, que parece un poco fuera de lugar y es que, bajo mi particular visión, está un poco desaprovechada, o quizá se profundiza poco en ella, porque lo cierto es que su papel no es muy largo y, sin embargo, tiene mucho magnetismo, pero es como un fleco que cuelga del tapiz.
A mí me gustó de manera especial el papel que interpreta Judy Davis (la mujer del protagonista), intencionadamente hiperbólico, nos transmite perfectamente esa especie de histeria enfermiza que la lleva a sentirse culpable incluso de haber encontrado al hombre perfecto. La verdad es que lo hace muy bien y no es la primera vez que lo logra (inevitable recordar, por ejemplo, Maridos y mujeres).
Unos cuantos nombres conocidos, bien en papeles secundarios o como simples cameos (Melanie Griffith, Leonardo di Caprio, Charlize Theron, el exjugador de la NBA Anthony Mason, el modelo Mark van der Loo, el multimillonario Donald Trump...), dan lustre a este film cuya fotografía lleva la firma del colaborador de Bergman, Sven Nykvist, para un buen trabajo en blanco y negro.
Woody Allen es un genio, tanto dirigiendo como interpretando un papel en las películas. Hay que echarle de comer aparte.
ResponderEliminarSaludos cordiales
El caso, José Luis, es que estas pelis, que son obras menores en su filmografía, para sí las quisiera más de uno.
ResponderEliminarNo he visto la peli, pero siendo de Woody por muy menor que sea en su filmografia como tu bien dices para si la quisiera más de uno y es que lo mires como lo mires es un maestro.
ResponderEliminarSaludos trecce.
Saludos para ti también.
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