lunes, 6 de diciembre de 2010

LA ELEGANCIA DEL ERIZO

Bien podríamos decir que estamos ante un ensayo que toma la forma de una novela, porque el libro está lleno de reflexiones sobre varios aspectos de la vida, de la naturaleza de las personas y de sus relaciones .
Desde luego, como novela, deja bastante que desear, no he leído nada más de Muriel Barbery, aunque, que yo sepa, tiene publicada al menos, una novela anterior ("Una golosina", año 2.000), pero sus carencias como narradora, más que como escritora, pues esto lo hace bien, han privado a las letras francesas de tener una novela de las que marcan época.
La primera parte de la obra se hace lenta e incluso pesada, parece no ir a ninguna parte y llegamos a preguntarnos cómo es posible que esta obra haya alcanzado el reconocimiento que tiene. Es una de esas ocasiones en las que tienes claro como el agua que tu vagaje como lector para detectar una buena obra, es de un simple aficionadillo de tres al cuarto y que te falta mucho para estar a la altura de los que de verdad entienden, porque tú no acabas de ver el mérito sobresaliente en aquello que está entre tus manos.
Sin embargo, a partir de cierto momento es como si el ritmo cambiara y comienzas a leer con avidez, hasta llegar al logradísimo final y entonces te ves formando parte del grupo de personas que recomiendan "La elegancia del erizo" a los demás, al menos a algunos que sabes que van a apreciarlo.
Porque esta es una obra que cada cual leerá y disfrutará dependiendo de sus anteriores conocimientos, de su preparación intelectual en general y como lector en particular.
Lo cierto es que la autora, da con algunos resortes que nos resultan de lo más atractivo, por un lado, toca determinadas fibras sensibles, nos hace reflexionar, disfrutar, sufrir y reír y por otro, los personajes: La portera amante de la música, de los libros de filosofía, de la pintura, de la literatura, que sin embargo, trata de pasar como una inculta para esconderse a los ojos de los vecinos de la elegante finca en la que desempeña su trabajo, para no levantar suspicacias, no vaya a ser que la despidan por no quedarse en el lugar que le corresponde; la niña, Paloma, que también esconde su condición de superdotada, para defenderse del entorno, amante del manga y que no encuentra razones para vivir y el Sr. Ozu, el japonés culto, señorial, educado, perspicaz, con buen gusto y rico, que servirá como nexo entre estos dos seres que por vivir ocultos, jamás se hubieran conocido fuera del hola y el adiós.
Y los secundarios que rodean al trío protagonista, los personajes de ese mundo elitista, algunos de los cuales van de progres, con sus sirvientes, también con sus respectivas subdivisiones, pero todos ellos empeñados en que las castas sigan existiendo y que sea complicado pasar de una a otra.
Un libro lleno de frases para enmarcar, en la que más que criticar, que lo hace, la autora reflexiona sobre un montón de cosas, la filosofía, las relaciones de las personas entre ellas y con su entorno, los animales, la soledad, las clases sociales, el éxito personal, la política...
Todo ello con un lenguaje cuidado y que se lee con agrado, a pesar de que, como queda dicho, en la primera parte, la novela carece de ritmo narrativo y resulta un tanto enmarañada.
Una frase, de las muchas que se podrían citar:

"Los que saben hacer las cosas, las hacen; los que no saben, enseñan a hacerlas; los que no saben enseñar, enseñan a los que enseñan, y los que no saben enseñar a los que enseñan, se meten en política


"

4 comentarios:

  1. Me ha hecho pensar la ultima frase: "los que saber hacer las cosas, las hacen, los que no saben .... Y los que no saben enseñar a los que enseñan, se meten en política. Los más zotes a política. Ahora me entero de porqué estamos tan mal, ¡porque nos gobiernan los más torpes!

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  2. Está bién el librito: Recuerdo cosas sueltas de él: El mañana que nos preocupa por no saber gestionar el hoy, algo asi, dado que mañana seguiremos pensando como lo hemos hecho hoy. Interesante tu reseña, un saludo

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  3. La crítica que hace a la casta política, con ciertos toques de humor, es implacable.

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  4. El libro, Manuel, es de los que atrapan, al menos a mí.

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