El otro día, cuando veía esta peli, nadie estaba sentado conmigo y, sin embargo, no estaba solo.
No puedo menos que recordar a mi padre, para quien este film era sinónimo de entretenimiento y humor de altura.
Quiero ver en lo que él veía, a toda aquella gente que en la España del momento con la situación tan dura que les tocó vivir iba al cine, sobre todo, a divertirse, a sumergirse en el mundo al que sólo el celuloide es capaz de llevarte y si además veían una buena peli, mejor que mejor.
Y sin duda, lo debieron pasar bien con esta cinta, hasta el punto de que él y supongo que mucha más gente, no la había olvidado por más tiempo que pasara.
No puedo menos que recordar a mi padre, para quien este film era sinónimo de entretenimiento y humor de altura.
Quiero ver en lo que él veía, a toda aquella gente que en la España del momento con la situación tan dura que les tocó vivir iba al cine, sobre todo, a divertirse, a sumergirse en el mundo al que sólo el celuloide es capaz de llevarte y si además veían una buena peli, mejor que mejor.
Y sin duda, lo debieron pasar bien con esta cinta, hasta el punto de que él y supongo que mucha más gente, no la había olvidado por más tiempo que pasara.
Y es que el film lo tiene todo dentro de lo que pretende ser, con una maravillosa puesta en escena, un guión brillante y unas interpretaciones de altura, no sólo las de los dos protagonistas que además están guapísimos, sino la del elenco de secundarios, algunos de ellos con personajes y situaciones que siempre serán recordados, como los de los tres camaradas soviéticos (Iranoff, Buljanoff y Kopalski), o el de la gran duquesa Swana, personajes arquetípicos y verdaderos hallazgos, sin los cuales la dosis de humor quedaría bastante rebajada.
La peli, anunciada por la propaganda del momento como aquella en la que Greta Garbo se ríe, como contrapunto a los papeles de corte dramático que solía llevar a la pantalla, no sólo hace que se ría la superestrella, sino que consigue que cualquiera que la vea la recuerde para siempre como una gran comedia, de esas que no defraudan y que consiguen, a base de sus magníficos diálogos que pasemos de la sonrisa a la risa y que no paremos hasta llegar a la franca carcajada.
Todo ello a pesar de que desde el principio vemos venir todo lo que va a suceder, de la sencillez del planteamiento que de sencillo pasa por ser casi pueril, una critica descarada al comunismo en general y al estalinismo en particular en la inmediata antesala de la II Guerra Mundial, pero que no por ello deja de ridiculizar ciertas actitudes del mundo capitalista en que vivimos, retratándonos un París que más que divertido es vacuo.
La inteligencia con que critica la sociedad soviética del momento, con su pobreza, sus purgas, sus deportaciones a Siberia, las desapariciones de los disidentes, el adoctrinamiento sistemático y el aplastamiento de cualquier disidencia siquiera sea de pensamiento, es demoledora, precisamente por estar tratada con humor y no cualquier humor, sino con el más brillante de ellos. Frases como "No me extraña que las aves emigren desde la vieja Rusia hasta aquí. Nosotros tenemos los ideales, pero ellos tienen el clima" y otras muchas, tantas que podría estar un mes haciendo entradas en el blog con ellas, no me extraña que William Randolph Hearst, diejese aquello de "Jamás se había proyectado sobre las pantallas ninguna otra cosa que igualara la efectividad de aquella burla, ni que ofreciera una muestra más devastadora del funcionamiento tan poco práctico de aquella forma concreta de locura criminal...". A pesar de que Walter Reisch escribió el guión, hubo que esperar a la incorporación de Charles Bracket y Billy Wilder, para que este tuviera los diálogos chispeantes y el talento que rezuma.
El toque Lubitsch está presente y como alguien dijo, él es capaz de hacer más con una puerta que gira que con una bragueta que se abre (o algo parecido).
Una magnífica comedia, en la que la Garbo con su personaje de Nina Ivanovna Yakushova "Ninotchka", realizó su última gran interpretación antes de su definitiva retirada.
Una delicia de comedia. Garbo ríe y ¡cómo!
ResponderEliminarCierto, Ethan, menos mal para algunos que no rio mucho, se les podría haber salido de su sitio el corazón.
ResponderEliminarLubitsch fue un gran maestro.Él es quien consigue todo en esta magnífica e inigulable pelí. Una gozada la Garbo. Puntuación elevada. Estamos en la zona sacra del cine.Un saludo
ResponderEliminarPara mí es sagrada por motivos varios, pero siempre me gustó.
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