Durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a las autoridades francesas y a su policía, al mando del corrupto capitán Louis Renault (Claude Rains). En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la resistencia Victor Laszlo (Paul Henreid), cuya única esperanza es Rick Blaine (Humphrey Bogart), propietario del 'Rick’s Café' y antiguo amante de su mujer, Ilsa Lund (Ingrid Bergman). Rick e Ilsa se habían conocido en París, pero la entrada de las tropas alemanas en la capital francesa les separó.
Me pareció una buena manera de iniciar este año en el que tenemos depositadas tantas esperanzas de que las cosas vayan un poco mejor (seguro que sí), con una de las películas más emblemáticas de la cinematografía mundial de todos los tiempos.
Una historia con cierto aire de denuncia, pero, sobre todo, con un trasfondo romántico fuera de los cánones, y un un final que se suma a los logros del resto de la película. Película que es historia del cine, referente y recurso seguro para cuando uno tiene que buscar un film que sabe a ciencia cierta que va a gustar aunque se haya visto cien veces.
Fotografía maravillosa, acompañamiento musical de los que hacen época, interpretaciones logradas (con unos cuantos secundarios que están a la altura y de los que se acuerda uno tanto como los propios protagonistas), diálogos brillantes y llenos de enjundia, ambientación maravillosa (¡ay, ese Rick's Cafe Americain!) y una historia que atrapa desde el inicio.
De la película se ha escrito todo, se ha estudiado hasta el detalle, incluso encontraréis publicadas las posiciones de las fichas de la partida de ajedrez que juega contra sí mismo Bogart cuando aparece en escena, así que poco o nada tengo que añadir que no se haya dicho previamente, sino que me parece un film de esos que no ha envejecido un ápice y que su historia para nada resulta añeja o fuera de tiempo; si ahora se hiciera un remake (algunos lo han intentado, pero ha sido considerado siempre como un sacrilegio, afortunadamente), tendría que hacerse igual para que siguiera resultando atractivo.
Únicamente animar a quien aún no la haya visto, a que se acerque, con ánimo de disfrutar, a esta película que es cine del grande donde los haya y a los que ya la hemos disfrutado, pues eso: Siempre tendremos París.
Un gran clásico, sin duda.
ResponderEliminar¡Feliz año 2021! Que venga cargado de muchas cosas buena y sobretodo cine.
Clásico entre los clásicos.
EliminarPerdona que me aparte un poco de Casablanca, para comentar la película anterior, la del Jugador...te cuento que la vi completa como autotarea buscando material para uno de mis cuentos que también trata de un jugador.
ResponderEliminar---
Y a propósito de esta fecha te voy a dejar algo que te puede interesar
http://tigrero-literario.blogspot.com/2015/01/para-eduardo-j.html
Qué curioso.
EliminarYa me he dado un paseíto por tu blog.
"Casablanca" fue la película con la que inauguré mi blog, hace justamente seis años: uno de esos títulos que trascienden lo cinematográfico y que, como bien dices, nunca te cansas de ver una y otra vez.
ResponderEliminarEso demuestra tu buen gusto cinematográfico.
EliminarEl final es apoteósico y el discurso de Rick inolvidable. Aunque también el capitán Renault tiene algunas frases para la historia, y algunos gestos (cuando tira a la papelera la botella de agua de Vichy, genial). Pero la escena más emocionante para mi gusto es cuando todos entonan la Marsellesa.
ResponderEliminarSaludos.
Tiene mucho simbolismo.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarPoco que añadir a tu interesante reseña, he de confesar que esa escena que menciona Ricard cuando todos se arrancan con la Marsellesa me saca las lagrimas.
Tengo un libro que recoge los menús que se servirían en un imaginario Rick's Cafe. Pues si, una de esas joyas que ves una y otra vez y no te cansas...
Saludos!
Así es, una maravilla de película.
EliminarAl parecer Bogart era una buen jugador de ajedrez. Lo mismo fue algo que aportó él.
ResponderEliminarLo era y de hecho jugaría alguna partida como la que se ve en la película, él solo ante el tablero, ya que algunas veces jugaba partidas por correspondencia.
EliminarCaótico rodaje y guion que dio como resultado una película inolvidable. Me parece una muy buena decisión empezar el año con ella.
ResponderEliminarY no menos caótica la postproducción con el intento de rodar escenas de nuevo y la imposibilidad de hacerlo, conocida por todos los que amamos esta maravillosa película, porque Ingrid Bergman se había cortado la melena para rodar "Por quien doblan las campanas".
EliminarYo creo que sería porque no podía debido a su compromiso con el nuevo rodaje, me parece una tontería esa excusa del pelo que cualquier buen estilistas de la época hubiera solucionado con un postizo.
De cualquier manera, bendito caos que nos dejó este regalo.