En el Madrid de los años cincuenta, el modesto matrimonio compuesto por Juan (Fernando Fernán Gómez) y Carmen (Elvira Quintillá) vive realquilado en una habitación con derecho a cocina. Juan trabaja como eléctrico en el cine y es un hombre desencantado que intenta progresar en la vida de un modo práctico. Para ello realiza un cursillo por correspondencia para ser técnico de radio y, más tarde, intenta montar un negocio de fotografía utilizando las colas de película virgen de su estudio, lo que le lleva incluso a perder su propio trabajo. Por su parte, Carmen es una costurera idealista, que se refugia en el cine, la radio y las revistas de corazón, mientras vive convencida de que la solución a sus problemas llegará a través de la lotería o de los concursos. Su sueño se hace realidad cuando ella y su marido son elegidos por la marca de jabones Florit como la “pareja feliz”.
Gracias a este concurso pueden disfrutar durante veinticuatro horas de un tren de vida propio de un matrimonio burgués y acomodado. Son agasajados con multitud de regalos en distintas tiendas, un seguro de entierro, una comida en un lujoso restaurante y, finalmente, una velada en un club nocturno de moda. Cansado de ser el centro de atención y de protagonizar una situación ridícula, Juan origina un violento enfrentamiento que les lleva a una comisaría y a recapacitar sobre lo sucedido, aceptando su propia realidad y depositando los engorrosos paquetes con regalos en unos bancos de la calle donde duermen vagabundos.
Primera película de dos jóvenes talentos que darían un empunjoncito hacia la modernidad al cine español. Berlanga y Bardem acababan de salir de la Escuela de Cinematografía cuando se les ofrece la posibilidad de dirigir este largometraje en el que colaboraron codo a codo, no sólo en la realización, sino que también son autores del guión.
A pesar de las diferencias que hubo entre ellos, sobre todo en la forma de entender cómo debía dirigirse la película, logran un film novedoso en el panorama nacional, en el que algunos entendidos ven influencias del neorrealismo italiano. Yo iría más allá, ambos atravesaban una etapa en la que veían mucho cine y lo que de veras influye en este film es la idea de cine que había en aquellos años fuera de nuestras fronteras, ellos traen las formas y las ideas modernas que imperaban en la cinematografía del momento y sacan al cine nacional de esa especie de estancamiento en la que se hallaba e introducen, en la medida de lo posible, una cierta crítica social, limitada por mor de la censura imperante.
Otra cosa es lo que consiguen, un film desigual, con algunos momentos un tanto cargantes e histriónicos, como cuando Fernán Gómez culpabiliza a su esposa de sus fracasos e incluso la persigue con afán de agredirla.
Por contra, tiene otros que incluso rozan la brillantez, como el magnífico arranque del film en el que hay una parodia en tono de burla al cine histórico que imperaba y más concretamente a Locura de amor de Orduña, estrenada tres años antes, con una escena muy divertida en la que Lola Gaos hace de reina y acaba malparada por culpa de la escasez de medios con la que contaban en el cine de entonces.
Curiosa también otra de las escenas de esas en las que se ve cine dentro del cine, cuando el matrimonio protagonista está viendo una película y Juan explica a su esposa lo que es un travelling o una transparencia y vemos lo poco que entonces importaban estas cosas al público que recrimina a Juan que vaya de sabelotodo, porque ellos lo que realmente desean es pasar el rato.
Es cierto que existe ese trasfondo de crítica social y algunas de las escenas se han convertido, precisamente por el retrato del día a día que hace la película, en todo un testimonio de cómo era esa vida diaria entre las clases trabajadoras de aquellos años, con poco dinero, cortes de luz y viviendas miserables.
La película no obtuvo mucho éxito comercial y sólo un par de años después, tras el reconocimiento internacional obtenido por Berlanga (ya en solitario) con Bienvenido Mister Marshall, alcanzó cierto éxito cuando fue repuesta en los cines al rebufo de ese éxito.
La película no obtuvo mucho éxito comercial y sólo un par de años después, tras el reconocimiento internacional obtenido por Berlanga (ya en solitario) con Bienvenido Mister Marshall, alcanzó cierto éxito cuando fue repuesta en los cines al rebufo de ese éxito.
A mi todas las películas de aquella época me gustan.
ResponderEliminarAbrazo Trecce.
Con poquísimos medios, eran capaces de hacer películas muy dignas.
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