Julián (Ricardo Darín), es un actor de teatro argentino que vive y trabaja en Madrid. Le detectaron un cáncer de pulmón contra el que ha estado luchando y cuando consigue superarlo se entera de que, como dice él, el cáncer ha decidido viajar por todo su cuerpo. Ante las pocas expectativas que le ofrece la medicina, decide renunciar al tratamiento y esperar la muerte con la mayor dignidad posible.
Su amigo Tomás (Javier Cámara), llega desde Canadá, donde vive con su familia, para visitarle y despedirse de él.
Serán cuatro días intensos, vividos deprisa en los que los recuerdos se agolpan, pero en los que también habrán de resolver algunas de las cosas que preocupan a Julián, precisamente porque su vida tiene fecha de caducidad y Tomás le acompañará, a veces en silencio, cuando va a una empresa de servicios fúnebres para interesarse por sus servicios y pedir presupuesto de las diversas opciones que ofrecen; o cuando visita a los candidatos para adoptar a Truman, su viejo perro a quien no desea dejar a cargo de cualquiera, sino asegurarse de que va a ser tratado con cariño.
Del mismo modo, viajarán a Amsterdam, donde está estudiando Nico (Oriol Pla), el hijo de Julián, al que su padre desea acompañar el día de su cumpleaños.
Dirigida por el catalán Cesc Gay que es también coautor del guión, el film es sobre todo una película de diálogos, a veces gestuales, pero también con inteligentes intercambios de palabras, que descansan en los dos intérpretes principales. Ambos se llevaron el Goya merecidamente, a mi parecer, como mejor actor principal (Darín) y mejor secundario (Cámara).
Es básicamente un drama que transcurre plácidamente, sobre todo durante la primera media hora, en que se ve con placer e incluso te involucras sin darte cuenta y más que observar participas de lo narrado.
A partir de ahí es cierto que va decayendo un poco, quizá porque ya has visto por donde transcurre la historia y sabes que nada nuevo va a ocurrir, como así es, no hay estridencias, pero tampoco sorpresas y para acabar de rematar el declive del film, una escena de sexo que a mí me ha parecido un tanto forzada, aunque es cierto que se rodó sin ningún tipo de morbo.
El arma de dos filos del film es la normalidad, que puede llegar incluso a aburrir un poco, en tanto que al presentarnos unos personajes que nos suenan familiares, hace que todo sea creíble, incluso ese aire de comedia que algunos han visto, es debido a que una sonrisa (digo sonrisa, no risa, que conste), se dibuja en los labios del espectador casi durante todo el film, pero no es porque las situaciones nos resulten divertidas, sino porque son tan reales y cercanas que a veces nos resultan cómicas porque casi nos vemos a nosotros mismos en ellas y en ocasiones, ya sabemos, lo normal de esta vida que vivimos, es un poco ridículo.
Entretenida, con buenas intenciones, pero yo pienso que tampoco es una película que pase a la historia, es más, creo que si no fuera por las grandes interpretaciones de Cámara y Darín (sobre todo este último), ni siquiera hubiera tenido el éxito que ha tenido.
Importante información sobre esta peli, y que la destripas a fondo.
ResponderEliminarNo está mal, pero creo que no quedará en la memoria.
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