Estefanía Sánchez (Fanny Cottençon), conocida en los ambientes lumpen barceloneses como Fanny Pelopaja , por el color de su pelo, arrastra un pasado de atracos, asesinatos y cárcel.
Un inspector de policía, Andrés Gallego (Bruno Cremer), se obsesiona con ella y Fanny siente por él una mezcla de atracción malsana y odio. El caso es que cuando Gallego está tras de que el novio de Fanny, un delincuente drogadicto, le confiese dónde tiene guardado un alijo de armas, mata al chico, porque quiere a Fanny sólo para él. Gallego amaña las cosas para que parezca que El Gato (Ian Sera), como apodan al novio de Fanny, le atacó y él le mató en defensa propia. Durante el interrogatorio en comisaría, Fanny amenaza con desvelar los detalles y Gallego, en un ataque de furia, le destroza la cara a culatazos, desde ese día, Fanny perderá sus dientes y habrá de llevar una prótesis de por vida.
Fanny pasa un tiempo en presidio y cuando sale, recibe la llamada de un ex-compinche, Julián el ronco (Francisco Algora), que la hace partícipe de un plan para atracar un furgón blindado, una acción con la que además, Fanny podrá tomar cumplida venganza de Gallego que trabaja como vigilante de seguridad tras haber sido expulsado de la policía y que es uno de los escoltas del furgón.
La película adapta una novela de Andreu Martín titulada Prótesis, uno de los mejores relatos de la novela negra española. El guión altera un tanto la personalidad de los protagonistas, incluso cambia el sexo de uno de ellos, El Migue de la novela, pasa a ser la Fanny de la película, lo que permite a su vez a Aranda adentrarse en ese terreno del destape y el sexo que tanto le gusta y que constituye ya una seña de identidad del director catalán.
La relación tan especial entre Gallego y Fanny, se nos va desvelando a través de flashbacks bien dosificados. La película mantiene bien el interés por la historia, con cierto dinamismo en la acción, sin embargo no consigue desprenderse de un cierto aire cutre que, vista hoy día, la hace aparecer un tanto desfasada.
Aspectos de la personalidad psicopática y masoquista del inspector Gallego quedan reflejados en el film, que lo presenta como el maltratador que es, y la película no olvida perfilar a los personajes, tampoco se olvida de la acción, por así decirlo, las secuencias del robo del furgón están muy conseguidas.
El film fue una coproducción hispano-francesa, rodada en Barcelona, cuyos ambientes y calles de la zona portuaria y alrededores quedan bastante bien retratados.
Una buena película de cine con aire noir pero con muchos aspectos psicológicos, sin buenos o malos (más bien son todos pájaros de cuenta), que no pretende extraer consecuencias morales, sino sencillamente contar una historia; entretenida y que quizá esté entre lo mejor de su realizador.
En mi modesta opinión, no es que esta película desprenda un aire cutre, como apuntas, sino que nos habla de unos ambientes que lo son. Yo también creo que se encuentra entre lo mejor de Vicente Aranda.
ResponderEliminarPosiblemente.
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