Basada en un libro de Fernando Vizcaíno Casas con guión del propio autor de la novela, la película narra las andanzas de Manolo Vivar de Alda (José Luis López Vázquez), un trepa que se las arregla para medrar sin importar el viento que sople, de falangista pro-nazi a demócrata de toda la vida, el film hace un recorrido por las diversas etapas del franquismo (el periodo de autarquía, la entrada en la ONU, los acuerdos con EE.UU., la tecnocracia, el aperturismo, la época de Carrero, las asociaciones políticas) y la primera época de la Transición, en los que vemos a un Manolo que no tiene empacho alguno en en ir pasando de Falange a supernumerario del Opus y, al final en dirigente destacado de la Plataforma Democrática.
Vizcaíno Casas fue un autor peculiar, encontró su filón a partir de la muerte de Franco y con un estilo irónico y mordaz, se dedicó a retratar, bajo su particular punto de vista a la clase política emergente, haciendo hincapié en el hecho de que eran o herederos de los viejos franquistas o, directamente, estos mismos convenientemente reconvertidos.
En esta y en otras novelas de corte similar que escribió y que le convirtieron en uno de los autores de habla hispana más leídos del siglo XX, no esconde su crítica a las corruptelas que se dieron durante el Régimen, pero las contrapone con el candoroso aprecio que demuestra por los idealistas, esas personas que renunciaron a prebendas y vivieron siempre en una oscura jefatura de negociado, renunciando a ascensos y trapicheos porque su conciencia se lo impedía.
Rafael Gil era amigo de Fernando Vizcaíno Casas y dirigió todas las películas que se hicieron basadas en los libros de su amigo (excepto la primera "Niñas... ¡al salón!", que dirigió Vicente Escrivá).
La película traduce mediante imágenes y diálogos, de manera muy sencilla aquella desconfianza que se vivió por una parte de la sociedad (el llamado franquismo sociológico) hacia el cambio que se estaba produciendo y lo hace de una manera divertida, lo que ocurre es que el film tiene un barniz rancio que hace que la empatía que sientes por la historia que te está contando, quede empañada.
De cualquier manera, no deja de ser cierto lo que narra, porque todos podríamos citar, no a una, sino a varias personas que, a grandes rasgos, responden al perfil.
Al final del film hay una escena que resume bien el espíritu de la película: Manolo se va de manifestación, se ha dejado barba y el pelo crecido, su esposa le dice que el pantalón vaquero le sienta bien, que la camisa de cuadros sin corbata, también , pero que la chaqueta, oscura y de corte clásico, no le pega. Entonces él le pregunta ¿y qué hago? y ella le responde: "cámbiate de chaqueta".
Lo de cambiar de chaqueta en aquella época lo hicieron muchos, pero cara a la galería. Muchos seguían añorando al antiguo régimen, pero cuando ya vieron que la democracia se podía consolidad definitivamente, optaron por hacer el papelón, para que no los tachasen de franquistas.
ResponderEliminarSalud Trecce y buen fin de semana.
El país se llenó de demócratas de toda la vida.
EliminarMenuda descripción de Revilla con anchoas y otros tantos de actualidad rabiosa...en fin, nada nuevo bajo el sol.
ResponderEliminarAlgunos tienen la cara como el hormigón armado.
EliminarMe ha fastidiado el comentario Maribeluca, viendo a lopez-vazquez y recordando su bigote había hecho la misma asociación de personajes e ideas. El inclito Revilla de jefecillo del movimiento en Torrelavega a presidente por un partido nacionalista aliado con el psoe....
EliminarEs que parece tal cual.
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