La I Guerra Mundial acabó oficialmente a las 11:00 horas del día 11 de noviembre de 1918.
Pero no fue así del todo, al menos en las posesiones africanas de Alemania en el África Oriental (más o menos, las actuales Burundi y Ruanda), allí el general Paul Emil von Lettow-Vorbeck, derrotó a las tropas inglesas en la batalla de Katama, librada el 13 de noviembre de 1918, dos días después de producirse la rendición de Alemania. Diez días después, al recibir Lettow la confirmación de la rendición germana, entregó sus armas en Abercorn, en la actual Zambia.
Como único general invicto alemán fue autorizado a realizar al frente de sus tropas, un desfile de la victoria bajo la Puerta de Brandenburgo.
Más tarde los nacionalsocialistas trataron de atraer a su causa a Lettow, considerado en Alemania como un héroe, pero este siempre se negó a ingresar en el partido nazi, seguramente por su componente racista que él no compartía, entre otras razones, porque buena parte de sus tropas africanas (muy inferiores a las de los británicos), la componían nativos, los míticos "askaris", para los que él había demandado un trato igual al de los soldados germanos, pero el gobierno alemán tenía otras prioridades y no fue hasta 1964, cuando el gobierno alemán decidió recompensar económicamente a los "askaris". Pero había un problema, Lettow, que ya había fallecido, había entregado a sus fieles askaris, un documento en el que certificaba su condición de soldados alemanes, documento que 46 años después muchos, si no todos, habían perdido y había, como de costumbre, espabilados que querían aprovechar la situación y ganarse unos marcos sin haber pertenecido nunca a los askaris.
Los alemanes idearon un método infalible para separar el grano de la paja, les dieron un palo y en alemán empezaron a mandar ejercicios de fusil tal y como Von Lettow les había enseñado, no hubo duda, sus verdaderos hombres recordaban a la perfección lo que su gran general les había enseñado.
Muy buena idea para saber exactamente quienes eran los "askaris" auténticos, que habían luchado a favor de Alemania durante aquella gran guerra,
ResponderEliminarCasi siempre las soluciones más sencillas son las más eficaces.
EliminarLo de desfilar por la Puerta de Brandenburgo no me lo imagino tras la II Guerra Mundial. Muchos detalles de nobleza y caballerosidad se acabaron con la Gran Guerra.
ResponderEliminarEs cierto, cómo cambio todo de una a otra.
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