No es que quiera felicitar a nadie en especial, ni siquiera a mí mismo como hacen algunos bloggeros para celebrar sus aniversarios bloggeriles. Se trata simple y llanamente de hablar de la que quizá es la melodía más conocida y popular del mundo mundial.
Aunque este tipo de piezas que triunfan y trascienden en el tiempo suelen tener un origen o desconocido o, al menos, incierto, no es el caso.
El origen de la canción es más que sabido y su autoría se debe a las hermanas Mildred J. Hill y Patty S. Hill. Ambas fueron unas reputadas maestras de educación infantil, incluso premiadas y reconocidas por su programa de educación progresiva en el Experimental Kindergarten School, precursor de los métodos de educación modernos.
En 1893, eran maestras de escuela en Louisville (Kentucky) y compusieron una canción para que los niños la cantaran a modo de saludo a sus compañeros cuando llegaban a clase, con el título de "Good morning to all" ("Buenos días a todos").
Posteriormente, en fecha incierta, y por manos también inciertas, alguien discurrió cambiar la letra, pero manteniendo la melodía idéntica.
En 1935 fue registrada, y después de varios juicios y cambios de propiedad, la patente fue renovada por Time Warner en 1988, y seguirá vigente hasta el año 2030. Lo que es el negocio del siglo, porque cada vez que se emite la canción por radio, o se utiliza para una película, hay que pagar derechos de autor.
En cuanto a la versión original, las dos profesoras que la escribieron jamás pensaron en registrarla, dándose la paradoja de que con la letra "happy birthday..." está registrada, y con "good morning..." es de dominio libre...
Esta cuestión de los derechos es una de las razones por las que el tema "Porque es un chico excelente" haya sustituido a "Happy Birthday to You" en multitud de cumpleaños y otras celebraciones aparecidas en la televisión y, sobre todo, en películas legendarias como Lo que el viento se llevó, El puente sobre el río Kwai, Rebelión a bordo (versión Marlon Brando), Grease o en la obra maestra de Billy Wilder, Con faldas y a lo loco, en esa hilarante escena de la matanza de San Valentín en la que el gánster sale de la tarta gigante, metralleta en mano, justo al terminar el último verso de la cancioncilla: “…y siempre lo será, y siempre lo seráaaa”… RA-TA-TA-TA-TA-TAT.
Si algún día, los de la SGAE aparecen en vuestro cumpleaños con la registradora en ristre dispuestos a cobrar por entonar el Happy Birthday, tranquilos, nosotros, gracias al genio de Emilio Aragón Bermúdez, tenemos un digno sustituto, es la entrañable Feliz, feliz en tu día.
Allá en su queridísima Cuba; la tierra donde vivió durante 16 años, donde triunfó en la primera televisión del mundo hispano, y también donde se enamoró, se casó y nacieron tres de sus hijos. Inspirado por el olor del amanecer, la molienda en el camino, el guarapo y las guajiras que cantaban los viejos del lugar, Miliki compuso una canción de cumpleaños para los niños cubanos, que en aquellos tiempos prerrevolucionarios solo conocían el Happy Birthday to You, y en inglés.
En 1958, catorce años más tarde, después de triunfar en Cuba, Estados Unidos (con Buster Keaton), Puerto Rico, Venezuela, Argentina… la familia Aragón regresó a España para hacer felices con sus aventuras, sus locuras y sus canciones a todos los que tuvieron la inmensa suerte de ser niños entre 1973 y 1981; a todos los que llevamos décadas escuchando una vez al año “Feliz, feliz en tu día / amiguito que Dios te bendiga / que reine la paz en tu día / y que cumplas muchos más”.
Gracias Miliki.
A la cama no te irás sin saber una cosa más, así que lo celebro (y sí, venía a felicitarte pensando en un aniversario bloguero)
ResponderEliminarDe cualquier modo, Maribel, se agradece la intención.
EliminarLo malo es la comparación entre Aragón cantando el Feliz en tu día y Marilyn Monroe cantando el Happy Birthday a Kennedy. No hay color.
ResponderEliminarDepende de la edad, con ella cambian las perspectivas y los gustos y no necesariamente para mejor.
EliminarTrecce estoy de cuerdo con tú comentario, ya que según la edad que uno va cumpliendo; van los gustos.
ResponderEliminarEs cierto, Rafa.
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