Johnny Farrell (Glenn Ford), un tipo que se gana la vida jugando en garitos de mala muerte, llega a Buenos Aires, Argentina. Ballin Mundson (George MacReady), el propietario de un casino, con unos principios algo particulares, le salva de un pistolero, y lo convierte en su mano derecha en el negocio que regenta. Sin embargo, la relación entre ambos hombres, que se basa en una mutua desconfianza y falta de escrúpulos, se resiente definitivamente cuando Mundson regresa de una ausencia, acompañado de Gilda (Rita Hayworth), a quien ha conocido en el viaje y con la que se ha casado. Farrell había tenido años atrás una relación con esta mujer, extremadamente sensual y atractiva, pero acabó odiándola. La nueva relación entre Farrell y Gilda está llena de emociones y reticencias, de sentimientos y de reproches, y se torna más extraña cuando súbitamente Mundson desaparece.
Hablar de Gilda es hablar de una de esas pelis que trascienden a la calidad cinematográfica que puedan tener (o no tener), porque por una serie de circunstancias han pasado a convertirse en mitos.
A todos nos vienen a la cabeza nombres como Casablanca, Lo que el viento se llevó, Desyuno con diamantes... Películas de las que todos hemos oído hablar y que cuando alguien presencia por primera vez, pueden suponer una pequeña decepción, por las expectativas que su fama ha despertado en nosotros.
Hay muchas películas muy buenas, mucho más entretenidas que, de buenas a primeras, descubrimos un buen día y enseguida nos preguntamos ¿por qué nunca había oído hablar de este film con el buen rato que me ha hecho pasar? y sin embargo no han pasado a la historia ni de lejos.
Gilda es Rita Hayworth (Margarita Cansino), también un guapo Glenn Ford. Pero sobre todo es la peli que supuso un escándalo en muchos sectores conservadores, porque Gilda fue un arquetipo de mujer adelantada a su tiempo y, pese a todo, muchas mujeres querían ser Gilda y no sólo era por el vestuario.
Quizá lo más flojo de todo sea precísamente el guión. Lo demás, pues una fotografía muy conseguida, que se apoya mucho en los primeros planos de Rita; una ambientación que remarca el glamour y la elegancia dentro de este mundo de hampones; el vestuario de Rita Hayworth, encargado al diseñador Jean Louis y cuyo famoso vestido de raso negro ha pasado a la historia a pesar de no ser el más bonito que luce la protagonista en la película.
Y las canciones para las que la Hayworth tomó prestada la voz de Anita Ellis: Amado mío y Put the blame on name, y todo lo que las rodea, la coreografía de Jack Cole, los sensuales movimientos de Rita, irradiando magnetismo y el famoso guante resbalando por su brazo.
Así pues, al final, lo de menos es la historia que nos cuenta, porque los fetiches pueden con todo lo demás.
Una película con escenas explosivas, con un mito erótico que yo creo que no se volvió a repetir ni siquiera con Marilyn y con una pareja protagonista que tuvo que hacer soñar a muchas y muchos. Cine al fin y al cabo.
Hola Trece: Yo pienso que la fotografía de esta película es muy buena.Y la "bofetá con guante de satén" la hizo mítica.Margarita Cansino,hija de un sevillano de Castilleja ,y que su tito vendía pipas...;^),es verdad. El vestuario fue muy caro,la producción en general salió muy cara.Ese vestido de satén negro ayudó mucho a la imagen de mujer fatal.Eso pienso.
ResponderEliminarLa tercera foto que muestras Trece es con el que canta "Amado mio" y fíjate que hacía poco había dado a luz Rita.A mi Glenn Ford me encaba de pequeñita pero ahora...no sé.En fin,como bien dices :cine.Saludos Trece.
En efecto, todas queríamos ser Gilda-pedazo bellezón- y en mi caso, dada mi tierna edad cuando la vi, sí que te aseguro que era por eso y por el vestuario jeje
ResponderEliminarSaludos
La bofetada famosa es la que Glenn le da a ella.
ResponderEliminarClaudia, tan poco hacía que había dado a luz que utilizó una faja durante el rodaje para que no se le notara tanto. Bueno, supongo que sería para sentirse más a gusto consigo misma.
Lo cierto, Maribel, es que fue todo un fenómeno social en los 40.
ResponderEliminarSí,sí claro,hizo mítica la película-me refería a esto-porque era un escándalo que un hombre pegara a una mujer así ¡qué cosas!...A mi lo que me comentaron es que justo con ese vestido negro tuvo que utilizar un corsé...pero ¡vamos!, daba igual,creo que fue una buena actriz.Saludos ¡¡hasta otra!!
ResponderEliminarA mi la película me gustó, pero más me gustó todavía lo de la bofetada. Igual sale alguna feminista nostálgica y me pela. Je je. Saludos Trecce.
ResponderEliminarNo hombre, Rafa, que antes Rita le había dado su buen par de bofetadas a Glenn Ford y las malas lenguas dicen que este perdió algún diente en el envite.
ResponderEliminarJoder entonces si le fastidió algún piño le tenía que haber arreado Glenn más fuerte.
ResponderEliminarYo vi Gilda no hace mucho más de medio año por esta sed que tengo de ver cine clásico y poder acertar las preguntas del Trivial a la par que mejoro en lo que a lenguaje cinematográfico se refiere, pero creo que esta señorita ha sido una premonición de como iban a ser las mujeres no mucho tiempo después, ¿no crees?
ResponderEliminarNo pude bajar el otro día a saludarte Alfonso, espero que todo te vaya bien.
Me va bien, Manu, al menos en lo que cabe. Un saludo.
ResponderEliminarfascinante Rita en la peli, y curiosa y mórbida esa relación triangular.
ResponderEliminarBuena reseña
saludos blogueros
Gracias, José Antonio.
ResponderEliminarConocí del propio empresario zamorano (Ángel Barrueco)la anécdota del estreno de Gilda en Zamora. Qué escándalo!. "Luego la vieron hasta los de Acción Católica". Asi se fabrican los mitos.
ResponderEliminarY así fue, Manuel, yo también se lo oía contar a mi madre. Creo que fue la mejor propaganda que pudieron hacerle.
ResponderEliminarEs una de mis películas "de cabecera". Me sé hasta los diálogos de memoria. Estoy de acuerdo contigo en una cosa: el guion flojea en algunos momentos. Pero los primeros planos, la belleza de Rita, las canciones de Rita, los trajes de Rita y el movimiento sensual de Rita componen el todo perfecto de esta película: Gilda es Rita y lo será para siempre en la Historia del cine. Buena crítica, Trecce. Y algunas queme he leído hoy, al volver a tu blog, que me han encantado. Ya comentaré más cosas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Meg, es un placer u todo un lujo tenerte por aquí.
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