Texto y tejer (texer), vienen de la misma raíz latina y aparte de que los primeros escribas que usaron tablillas escribían en ellas con una especie de punzón o aguja, existen, si bien se mira, más concomitancias entre ambas tareas. El trauma que produce el pinchazo de la aguja, se ve mitigado por el hilo que rellena el hueco, los trazos que van surgiendo puntada tras puntada, embellecen la monotonía monocroma de la tela.
¿Y qué es la escritura sino belleza de trazos sobre el papel?
Como se repite varias veces a lo largo de Las mil y una noches: "¡Oh hermano!, tu historia es tan prodigiosa, que si se escribiera con una aguja en el ángulo interior de un ojo, sería motivo de reflexión para el que sabe reflexionar respetuosamente"
Exacto, tratar de hacer de la madeja apelotada de la lana cualquier bonita prenda, puntada a puntada sin hilo, palabra a palabra con tino.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Vd. sí que cose bien, amigo.
ResponderEliminarTodo tiene su arte, aunque eso de coser nunca fue lo mío; sin embargo, siempre encontré placer en la escritura.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Trecce, no conocía esta asociación lingüística.
ResponderEliminarMe ha encantado... ¿Cómo se puede contar tanto con tan pocas palabras? (genial!)
(y José Antonio del Pozo, va y lo remata..., o debería decir, lo borda?)
Un abrazo.
Todo tiene su arte, en efecto, Maribel.
ResponderEliminarBueno, Transi, como me ponga yo a hablar de tus fotos, te saco los colores.
ResponderEliminar