Un tiránico y manipulador productor de cine, que atraviesa dificultades financieras, pide ayuda a un director, a una actriz y a un guionista, a los que ayudó a triunfar, pero que tienen sobradas razones para detestarlo. Los tres le reprocharán su falta de escrúpulos para alcanzar el éxito sin reparar en las personas a las que traicionaba o engañaba.
Basado en una historia del escritor y periodista norteamericano George Bradshaw, el film de Vicente Minnelli, nos presenta a Jonathan Shields (Kirk Douglas), un amoral y despiadado productor de un importante estudio cinematográfico, cuya astucia le ha permitido llegar a la cima de la industria, pero que ahora se encuentra en dificultades y necesita a toda costa un éxito de taquilla. Ante la negativa de las tres personas a las que llama, el productor ejecutivo que trabajaba para Shields les convoca, se trata de la actriz Gloria Lorrison (Lana Turner), el director Fred Amiel (Barry Sullivan) y al guionista James Lee Bartlow (Dick Powell). Si estos tres nombres firman para un nuevo proyecto, está convencido de que obtendrá financiación para el nuevo film. Pero hay un problema: los tres pesos pesados de Hollywood odian a Shields.
A menudo considerado como una de las visiones más interesantes de la industria cinematográfica, la historia está narrada mediante flashbacks y a través de la mirada de las tres personas a las que engañó y luego alienó el protagonista, de forma que componen tres historias, en cierto modo independientes.
El film fue premiado con 5 Oscar de la Academia de Hollywood.
Además de las excelentes interpretaciones de un elenco a la altura de sus nombres y de una historia ya de por sí atractiva, la película narra con soltura algunos de los entresijos de este mundillo tan peculiar, bien que lo haga a través de pequeñas pinceladas, el cinéfilo sabrá apreciar estos detalles en los que muestra las diferencias de visión entre productor y director (y no referidas precisamente al asunto económico) en una época en que los productores intervenían mucho más que ahora en la parte artística; la manera en que un guion se traduce al lenguaje cinematográfico, tachando líneas y líneas de diálogo que serán sustituídas por imágenes; la difícil labor a la hora de tratar con los intérpretes, sus manías, miedos y egos; el ingenio para suplir la falta de presupuesto que impide montar escenas fácilmente inteligibles para espectador, por otras en las que se sugiere más que se muestra; y otros cuantos detalles que van mucho más allá de la simple narración de una historia melodramática.
Muy buena película, añadiría que una de los temas que plantea la película es si el fin justifica los medios y, sin ánimo de destripar, parece que la moraleja de la película dice que si.
ResponderEliminarUn saludo.
En efecto esa puede ser una de las lecturas.
EliminarUna auténtica obra maestra.
ResponderEliminarLo es.
EliminarUna de las grandes películas de cine sobre el mundo del cine.
ResponderEliminarDe las mejores, para algunos, la mejor.
EliminarPara mí una obra maestra del cine especular dirigida por uno de los grandes del cine musical.
ResponderEliminarUn gran film, sin duda.
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