Huyendo de la guerra civil que asola su país, Jan (Max von Sydow) y Eva Rosenberg (Liv Ullmann), dos músicos, se van a vivir a una isla, completamente apartados del mundo. Llevan una vida sencilla y apacible, cuidando gallinas y conejos y cultivando su invernadero, lo que les da para autoabastecerse y vender una parte para obtener ingresos adicionales. Hasta que un día llegan unos soldados y todo cambia radicalmente. La pareja es arrestada bajo la acusación de colaborar con las fuerzas rebeldes. Aunque son puestos en libertad cuando se demuestra que la acusación se sustenta en un montaje, nada volverá a ser igual.
La situación de la pareja protagonista que, en principio, parece idílica en la granja donde habitan, acabará siendo afectada por la guerra y se verán envueltos en su propio conflicto y es que por mucho que quieras mantenerte neutral, incluso lejano, cuando la acción armada llega a tus puertas, ya puedes esconderte como quieras que la propia guerra te va a devorar y, seguramente, a cambiar, no solo tu vida, sino también como persona.
Con un escueto reparto, el film consigue imbuirnos de toda la tragedia, la fealdad, la injusticia y el miedo que provoca la guerra, sin necesidad de mostrar combates o un gran despliegue de efectos (aunque los hay también). Las guerras destapan a los héroes, pero también dejan al descubierto lo peor de la naturaleza humana y eso lo retrata el film a la perfección.
La película fue tanto el análisis de Ingmar Bergman del violento legado de la Segunda Guerra Mundial como su mordaz respuesta a la escalada del conflicto en Vietnam.
Una película muy oportuna hoy. Un beso
ResponderEliminarEl cine de Bergman deja mucho para la reflexión.
EliminarHaneke tuvo esta película en mente cuando dirigió "Le temps du loup".
ResponderEliminarNo conocía esa circunstancia.
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