LA MANSIÓN DE LOS SIETE PLACERES

Un tren cargado con un billon de dólares en lingotes de oro es robado en Dinamarca. Los norteamericanos enviarán a su agente Matt Helm (Dean Martin) a investigar, mientras que el Mi5 británico despachará a Freya Carlson (Sharon Tate) para que actúe como apoyo del espía. Apenas ha llegado a tierras danesas y Helm se convierte en un blanco móvil de los secuaces del Conde Massimo Contini (Nigel Green), autor del robo. Y mientras se encuentra en negociaciones con los principales gobiernos del planeta - ya que manipular el cargamento de oro puede provocar el caos de la economía mundial -, el Conde enviará a su secuaz Wen Yu-Rang (Nancy Kwan) y a su "novia" (Elke Sommer), cada una por su lado, con el encargo de despachar a la pareja de espías.

No hay nada peor que empeñarse en tomarse en serio una cosa que no tiene pies ni cabeza.

Este film es la cuarta y última entrega de la serie de parodias de espías de Matt Helm que protagonizó Dean Martin entre 1966 y 1969. Estas pelis se reducen, prácticamente a un desfile de bellezas, muchas veces sin ton ni son.

En las otras entregas de la serie, las risas venían provocadas por la ridiculez de las situaciones, pero aquí pretenden darle seriedad al asunto y la fastidian del todo, porque desde luego, como película seria no funciona y como comedia, tampoco, así que ni una cosa ni otra.

El resultado fue que, aunque al final del film se anuncia la siguiente entrega, esta jamás llegó a rodarse, al parecer todo el mundo estaba cansado del bodrio, empezando por el propio Dean Martin que aunque nunca fue un actor brillante, tenía ciertas dotes para la comedia y aquí aparece totalmente desganado, sin gracia, limitándose a gesticular de vez en cuando.

Un guión vulgar, rodado de cualquier manera y cinematográficamente, bastante desastroso.

Si hay que salvar a alguien, le daremos un aprobado a Sharon Tate, además éste fue su último film antes de perecer a manos del Clan Manson en Agosto de 1969.