UNA NUEVA AMIGA

 

Claire (Anaïs Demoustier) y Laura (Isild Le Besco), amigas desde la escuela primaria y, en su vida adulta, felizmente casadas con Gilles (Raphaël Personnaz) y David (Romain Duris) respectivamente, están más unidas que nunca. Pero, tras enfermar de gravedad, Laura muere y el mundo de Claire se vuelve repentinamente muy vacío. Siendo la madrina de la hija de Laura, Claire, que prometió a su amiga interesarse por el bienestar del bebé y de su esposo, visita a David y a la niña, solo para descubrir que éste tiene un secreto sorprendente.

El guión adapta libremente un relato corto de la escritora británica Ruth Rendell, incluído en su libro The New Girlfriend and Other Stories, publicado en 1985.

François Ozon se adentra en el mundo crossdresser, hombres que gustan de vestir de mujer, maquillarse e imitar los gestos femeninos, pero a los que les siguen atrayendo sexualmente las mujeres. No son exactamente travestis, ni transgéneros, ni gays, sino personas en las que ese lado femenino que, según los expertos, todos tenemos, tiene mayor peso y se ven impulsadas a sacarlo a la luz, pero, como digo, sin inclinaciones homosexuales. Algunos de ellos dicen que admiran y aman tanto a las mujeres que por eso quieren imitarlas en lo externo.

De cualquier modo,  no es sino una disculpa para que el cineasta galo vaya a lo que realmente le interesa: provocar, remover conciencias y molestar, en el mejor sentido del término, a esa sociedad burguesa que bajo sus aparentes costumbres de libertad y tolerancia, guarda una serie de prejuicios y comportamientos hipócritas que, a nada que se escarbe, salen a la luz.

Hay una parte de la película de la que quizá Ozon no ha sabido o no ha querido sacar más partido y es que, más que la historia del hombre que se transforma en mujer, muchas veces es la historia de la chica, de Claire, que tras el rechazo inicial, cuando tacha de pervertido y enfermo a David, aconsejándole que pida ayuda profesional para "curarse", se ve impulsada por el morbo de lo diferente, algo que queda muy patente en las escenas del club nocturno y, al final, es ella la que incita al hombre a que la de ese algo que tiene un componente diferente, quizá tratando de encontrar alicientes para huír de la monotonía de la vida en pareja al uso. 

Hay personas para las que estas películas son una mera boutade o no las entienden, tal vez porque resulten incómodas de ver, porque sacan fantasmas ocultos que muchos llevamos dentro y que nuestra sociedad, en el fondo bienpensante, rechaza. Nos creemos muy modernos y que nuestro mundo es abierto y tolerante y eso no está tan claro, de forma que, cuando se exploran estas nuevas tendencias de género (que no son nuevas, solo que ahora se habla de ello), de las nuevas relaciones interpersonales o las formas de familia que algunos adoptan fuera de las hasta ahora tradicionales, a algunos les resultan molestas, incluso desagradables. 

El gran peso de la narración lo lleva la pareja protagonista, el resto de personajes son meros acompañantes y se profundiza poco o nada en las situaciones que les toca vivir que no dejan de ser embarazosas. Buenas actuaciones de ambos, con un Romain Duris que saca adelante un papel complicado como lo son siempre estos de personajes que tienen que representar al género a que no pertenecen biológicamente, aunque a mí me ha gustado más Anaïs Demoustier, pero esto es una apreciación personal. 

Me ha dado la impresión asimismo de que el guión se ve desbordado por la propia historia y por las buenas intenciones y no está a la altura del relato y, junto a escenas de innegable brillantez, hay unas cuantas que bordean el ridículo, a pesar de lo cual, sobre todo por la propuesta y por lo que tiene de agitadora de conciencias, me ha parecido una película interesante.