lunes, 3 de octubre de 2022

SOÑADORES

 


París, 1968. Isabelle (Eva Green) y su hermano Theo (Louis Garrel), solos en la ciudad mientras sus padres están de viaje, invitan a su apartamento a Matthew (Michael Pitt), un joven estudiante americano, al que han conocido en las sesiones de la Cinémathéque Française. Una vez en casa, establecen unas reglas para conocerse mutuamente, explorando emociones y erotismo a través de una serie de juegos extremadamente arriesgados.


El guión, del escocés Gilbert Adair, se basa en su propio libro "Los Santos Inocentes", que Adair revisó y reeditó con el mismo título que la película: "The Dreamers".
Al parecer, tanto a Bertolucci, como al propio Adair, el título del libro les pareció poco apropiado y por eso lo cambiaron para la película, algo en lo que yo, humildemente, disiento, caso de que sea verdad pues, en el fondo, se nos presenta a los tres jóvenes protagonistas como personajes al margen de la realidad que les rodea, preocupados únicamente por su afición al cine y por vivir, de la forma más placentera y despreocupada posible, su vida, su joven vida, hasta que, en una imagen absolutamente metafórica, un adoquín rompe el cristal de una ventana y les saca de su aislamiento para devolverlos a las calles de París donde está en plena efervescencia la revuelta primaveral del 68.


El film, cargado de erotismo, en el que constantemente se insinúa una relación incestuosa entre los dos hermanos de la que pasa a formar parte su invitado, es, entre otras cosas, un gran homenaje al cine, del que por otra parte, Adair, era un apasionado. Los jóvenes, entre sus juegos imitan escenas de películas y proponen adivinanzas alrededor de ellas, cuando no, las reproducen tal cual, como las secuencias que son paradigmáticas de este film en que los tres, reviven las de la película de Jean-Luc Godard Banda aparte, corriendo por las galerías del Louvre. 
Más allá de esto, están los mensajes más reflexivos del film alrededor del mencionado Mayo del 68. En la película se reflejan también las contradicciones del momento y de quienes lo protagonizaron, jóvenes burgueses, como los del film, estudiantes en su mayoría, con una vida relativamente acomodada muchos de ellos, que se levantan contra la sociedad burguesa de la que forman parte para protestar por el mercantilismo, etc. etc., pero como si, al tiempo, no estuvieran dispuestos a renunciar a todas las comodidades y privilegios que ese mundo contra el que se levantan, les proporciona. Es como si aquellos acontecimientos estuvieran vistos, desde la lejanía, la madurez y la experiencia de los años transcurridos, por una persona que hubiera participado en ellos. Lo dijo Milos Forman, residente entonces en Francia, tras huir del régimen comunista de su país, incrédulo y sorprendido al ver como «cineastas, periodistas y escritores, cuya forma de vida es la libertad de expresión, celebraban regímenes en los que ésta no existía, y que declarándose tan enemigos de toda autoridad y de toda ortodoxia esgrimieran retratos nada menos que de Lenin y de Mao». Ese contrasentido que, dicho sea de paso, tiene una explicación sencilla, pues quienes eso hacían, al menos en su mayoría, no creo que quisieran para su país un régimen marxista o maoísta, y la imágenes de aquellos regímenes antagónicos, eran utilizadas como un arma arrojadiza para protestar contra la sociedad de consumo de la que en bien pocos años, aquellos jóvenes pasaron a formar parte sin ningún remordimiento. Como digo, esa paradoja, queda representada por los dos hermanos, que acaban formando parte de la asonada callejera, seguramente, como la mayoría, sin ser conscientes de la incongruencia que están representado y el amigo americano, mucho más pragmático (y, por lo que el transcurso del tiempo nos ha revelado, más lúcido), que acabará siguiendo su propio camino, éste sí, consciente de que aquello tiene mucho de pantomima y de que quienes piden ciertos cambios, no estarían dispuestos a pagar el precio si se llegaran a producir.




8 comentarios:

  1. Hola.
    No conocía la película, ni el libro al que le han cambiado el nombre, y me llama mucho la atención.
    La verdad es que mucha gente joven cunado se manifiesta lo hace siguiendo impulsos propios de la edad, pero llegado el momento no sé yo si estarían dispuestos a sacrificarse. Yo soy de las que iba a muchas manifestaciones y era muy reivindicativa, y estaba dispuesta a sacrificarme lo que hiciera falta, pero en realidad nucna hizo falta, si llega a hacer seguramente me habría arrepentido, jejeje.
    Gracias por la reseña y muy feliz día.

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    1. Estar contra el sistema es propio de jóvenes, uno quiere cambiar las cosas y comerse el mundo, pero, como bien dices, cuando de verdad hay que hacer renuncias, la cosa cambia.

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  2. Esperaba mucho de esta película y me decepcionó un poco. La referencia al mayo del 68 es muy circunstancial, pese al sentido metafórico que expones. Sin embargo, mejora en posteriores revisiones. Y Eva Green nunca ha estado tan guapa.

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  3. Hola Trecce!
    Interesante propuesta. La de banderas que hemos enarbolado con o sin conocimiento de lo que representaban, buen asunto este.
    Me estaba fijando en la foto de la bañera y ese cenicero abajo a la derecha, me acuerdo que al apretar giraba el interior, era un clásico. Bueno, lo que es ser joven y tener flexibilidad...jeje
    Saludos!

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    1. A veces sin querer ver lo que representaban esas banderas.

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  4. Ésta es una película fuera de tiempo: de haberse estrenado en el 68 habría sido, sin duda, todo un acontecimiento. De ahí esa relativa "decepción" de la que habla Ricard.

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    1. Yo la veo de otra manera, como una especie de rememoración de todo aquello y de las incongruencias que había alrededor del movimiento.

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