miércoles, 9 de marzo de 2011

LAS GARRAS DEL DRAGÓN

El dragón es uno de los ánimales míticos más conocidos, extendido por todo el mundo, aunque muchos no lo sepan, incluso en culturas como la mesopotámica, la griega o la romana.
Básicamente hay dos tipos de dragones, los occidentales (europeos para entendernos) y los orientales (China, Corea y Japón, sobre todo)
El dragón europeo, es un ser maligno, que escupe fuego por la boca, fuente y representación de muchos males y temores.
Sin embargo, en la cultura oriental, el dragón es un ser benéfico, inteligente, a veces bondadoso y que puede ayudar al hombre a obtener algunos de los dones procedentes de estas virtudes.
A diferencia de los occidentales, muchas veces se le representa sin alas, a pesar de que puede volar, pero en este caso es como si estuviera suspendido en el aire. Forma parte, junto al fénix, el tigre, la tortuga y el unicornio de los principales animales sagrados. Y también a diferencia de los occidentales, feos y que provocan catástrofes cuando se enfandan, los orientales suelen tener representaciones hermosas, son amistosos y sabios y desprenden energías positivas, algo así como nuestros ángeles.
Como digo, es muy popular en China, Corea y Japón. La diferencia entre los dragones chinos, coreanos y japoneses, estriba en el número de garras de sus pies. En China tienen cinco, en Corea cuatro y en Japón tres.
Los chinos defienden que los dragones son originarios de su país y que al ir viajando hacia el este, fueron perdiendo garras, por eso tienen cuatro los coreanos y tres los japoneses.
Japón defiende que los dragones provienen de este país y que al viajar a occidente fueron ganando garras.
¿Adivinan lo que dicen los coreanos? Pues sí, en efecto, los coreanos también creen que los dragones son originarios de Corea. ¿Qué cuál es el argumento que dan para apoyar su tesis? Fácil: Cuando viajaban al este, perdían una garra y cuando el viaje era al oeste la ganaban.
Por cierto, cuando buscaba información para esta especie de cuentecillo curioso que hoy escribo he encontrado una página que se las da de culta que dice que en Europa, se perdió la tradición de los dragones por culpa de la Iglesia, que ya se sabe que es la que tiene la culpa de todos los males, al menos últimamente.
En fin, lo que hay que oír. Lo más que se puede achacar a la Iglesia es que los convirtiera en seres malignos, pero que los hiciera desaparecer de la mitología... Ahí está San Jorge que, si bien vencidos y derrotados, ha llenado las iglesias de dragones; ahí también todos los libros de épica y caballería de la edad media, en la que sus protagonistas salían a vencer al dragón para ganar honra y fama, todo ello, muchos años, muchos siglos después de la llegada del cristianismo a Europa.
No sé lo que dirán los galeses con su dragón rojo en la bandera. Lo que hay que oír a veces.


10 comentarios:

  1. Pues recuerdo yo ahora mismo al dragón de "Dragon Ball" (valga la redundancia), y no era muy simpático jeje

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  2. Qué me dices del encantador y simpático dragón de "Mulán", la peli de Barry Cook y Tony Bancroft, creo que se llamaba Mushu.

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  3. "¡Dragón, dragón, no lagarto, yo no hago eso de la lengua zszszs!"

    Frase estrella de Mushu sin ninguna duda

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  4. Valla los pobres dragones que ivan perdiendo garras y las recuperaba,jajajaja.
    Las historias de dragones siempre me han llamado la atención ya que hay historias fascinantes.

    Saludos cordiales.

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  5. La Iglesia, por lo que se ve, tiene la culpa de todo lo que ocurra en este mundo sublunar. Menos mal que tiene la espalda ancha y lo aguanta todo.
    Saludos cordiales

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  6. A mi me gusta creer que existieron dragones, unicornios..y el monstruo del Lago Ness... todas las leyendas tienen algún punto real ¿no?

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  7. Jon Nieve:
    Qué grande Mushu, a pesar de lo pequeñajo que era.

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  8. E.P.:
    Sí con tal de tener razón cada cual barre para casa.

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  9. José Luis:
    Ya sabes que hay gente que tiene fijación.

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  10. Quizá existieron, Maribel, si no en este mundo nuestro, tal vez en otro. Y si no existieron, yo estoy contigo, démosles vida aunque sea en nuestro imaginario.

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