sábado, 19 de marzo de 2011

BROADWAY DANNY ROSE

¿Sabes cuál es la mejor historia de Danny Rose?
Un grupo de gente del espectáculo se reune en el restaurante Carneggie de Broadway para charlar y recordar viejas historias. Uno de ellos nos contará una que recuerda de Danny Rose, un tipo peculiar que se dedicó a los monólogos y que, en un momento dado, se convierte en manager de artistas, un xilofonista ciego, un bailarín de claqué sin una pierna, un malabarista manco, una mujer que hace música con copas de cristal, una pareja mayorcita que hace figuras de animales con globos... y Lou Canova, un cantante dado a la bebida, casado, que tiene que pasar pensión a sus dos ex-esposas, en horas bajas, hasta que se vuelven a poner de moda las canciones de los 50.
Broadway Danny Rose, es una película con una historia triste, pero con un mensaje lleno de esperanza.


Digo que la historia es triste, pero no que lo sea la peli. El film es la vitalidad y el optimismo que transmite Allen al interpretar su personaje de Danny, su seguridad en que aquellos a los que representa van a salir adelante, los ingeniosos diálogos, las escenas hilarantes, la inteligente y ácida crítica hacía esa parte de fachada del mundo del espectáculo.


Al verla, no dejaba de pensar en eso que nos dicen quienes quieren cazarnos como clientes: Atención personalizada. Todos sabemos que es mentira, que de atención pesonalizada nada, que ahora lo que impera es, precísamente, lo contrario, la despersonalización, somos números en la cuenta de resultados, ni más, ni menos.
Danny Rose, era para sus representados eso que ahora no se lleva, un tipo que estaba siempre disponible, dando ánimos, consejos, prestando ayuda, dinero incluso, no era un manager, era un amigo. ¿Qué conseguía?, que cuando desputaban un poco, cambiaban de representante y como él decía, sin ningún remordimiento.


Aparte de la risa que pasamos, por ejemplo con la escena en que Tina (una Mía Farrow más llamativa y favorecida que nunca), la amante de Lou (Nick Apollo Forte, que está genial) y Danny están atados frente a frente y se menean para liberarse de las cuerdas (genial, sugerente y limpia, escena); o cuando el hipnotizador a quien representa Danny, no es capaz de despertar a la mujer del público a la que ha sometido a hipnosis; aparte de eso, digo, el mensaje es ese, que hay a nuestro alrededor gente buena, que nos anima, amigos de verdad, incondicionales y nososotros no siempre estamos a la altura con ellos, quizá no son inteligentes, quizá no son guapos, quizá no dan el tipo, tal vez son un poco pesados y, claro, hay que venderse y aparcarlos, cambiar de agente para llegar arriba.
Una película que reivindica las relaciones humanas en esta selva en que vivimos y además, muy divertida.



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