Julia, una joven restauradora que está trabajando en un cuadro titulado La partida de ajedrez, que el maestro flamenco Pieter Van Huys pintó en 1471, descubre una inscripción oculta en el mismo: QUIS NECAVIT EQUITEM (QUIÉN MATÓ AL CABALLERO?), algo que revalorizará el cuadro, que va a ser subastado próximamente, pero que también encierra la solución a un misterio, el del caballero Roger de Arras, que juega la partida del cuadro frente a Fernando de Ostenburgo, con la presencia de la esposa de éste, Beatriz, en segundo plano. Parece que el pintor ha dejado en la partida, la clave para desenmascarar al asesino de Roger, que murió asesinado en Ostenburgo, curiosamente dos años antes de que el cuadro fuera pintado.
Julia y su inseparable amigo César, un anticuario homosexual de edad madura que es como su segundo padre, tratan de resolver el misterio y para ello recurren a un jugador de ajedrez, un socio del Club Capablanca apellidado Muñoz, un oscuro oficinista, que viste de manera descuidada, pero que se transforma a la vista de un tablero en el que se juegue una partida interesante.
Entre los tres irán desenmarañando el misterio, un enigma que se traslada a la actualidad, cuando Álvaro, un antiguo amante de Julia, de quien fue profesor de arte y a quien ella acude en busca de datos sobre el cuadro y sus personajes, aparece muerto en extrañas circunstancias en su propio domicilio.
Comienza un juego macabro en el que las piezas reales, los personajes de carne y hueso, se ven amenazados, con un cuadro de inmenso valor de por medio.
Pérez-Reverte, construye un gran relato, con dos historias separadas por 500 años y una interesante panoplia de personajes, que pinta con destreza de maestro de las letras. El libro, que tiene su envoltorio de novela policiaca, va más allá del mero suspense, para describir un mundo en el que se integran la pintura, la música, la literatura, el humor y la muerte.
Es cierto que algunos de los detalles no cuadran demasiado bien, pero en general, el trabajo del autor es digno de encomio, con la partida de ajedrez planteada de manera impecable y la historia real construída de manera que atrapa el interés del lector desde el inicio, para mantener el suspense hasta un final en el que se contrapone la justificación de una actuación guiada por el amor protector hacia otra persona y el horror de ésta, al comprobar hasta qué punto de inmoralidad ha llegado quien creía un héroe de cuento de hadas.
Con el párrafo final de tu comentario me has "obligado" a leerla. Eso de que alguien pase de héroe de cuento de hadas a depravado inmoral no es resistible.
ResponderEliminarCésar, el anticuario, tiene un sentido de la moral un tanto sui generis.
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