En virtud de las alianzas entre los Reyes Católicos y Maximiliano I, Juana (Aurora Bautista), heredera del trono castellano, contrae matrimonio con el Duque de Borgoña, Felipe de Habsburgo (Fernando Rey).
Él es una persona obsesionada por la caza, no sólo la de animales, sino la de toda moza que se le ponga a tiro. Sus devaneos amorosos y sus ausencias de la corte provocan los celos de su esposa, una mujer entregada a su marido que trata de evitar todo enfrentamiento con él.
A la muerte de la Reina Católica, el trono de Castilla pasa a Juana por disposición testamentaria de su madre, los nuevos monarcas se encaminan a tierras castellanas donde son jurados por las cortes.
Las intrigas palaciegas del señor de Vere (Jesús Tordesillas) que aprovecha la vida disipada del rey para tratar de enfrentarlo con su esposa, van minando el espíritu de esta que se desvía hacia un amor enfermizo. Algunos de los nobles supuestamente amigos de Felipe, tratan de incapacitar a la reina y que el rey consorte quede como regente del reino.
Está basada en una obra teatral de Manuel Tamayo y Baus y fue estrenada a finales de 1948, significando un rotundo éxito de público.
Aunque el fondo de la película es histórico, el guión construye un relato que se aleja bastante de la realidad en algunos puntos.
Cuenta con algunos nombres relevantes de la escena española del momento y subraya una serie de valores muy del gusto del poder político de entonces.
En una España que vivía aislada y sufría el rechazo de los organismos internacionales, los caballeros flamencos son presentados como un atajo de intrigantes interesados y la corte de la que proceden como un nido de crápulas en la que se vive en una continua fiesta. Por contra, en Castilla, un reino acosado por sus enemigos, residen la virtud y la rectitud, la preocupación por las necesidades del pueblo, la justicia y la defensa de los valores morales y religiosos de la cristiandad.
Yo creo que el film, visto con ojos actuales, está totalmente pasado. Un melodrama que resulta artificial, con un lenguaje grandilocuente y una protagonista que sobreactua hasta hacerse un poquito cargante.
Esplendorosos decorados de Sigfrido Burmann y fotografía de José F. Aguayo acorde con los postulados del film, con imágenes que contrastan los claroscuros y que resaltan el ambiente de melodrama.
Poco más que añadir sobre un film que nos sirve, más que para conocer los hechos en los que está basado, para hacernos una idea de cómo era la España de la época en la que se rodó a través de su lenguaje oculto.
He visto la versión de Vicente Aranda(2001) y me gustó. Creo que la pareja Fernando Rey y Sara Montiel merece la pena verla. Buena crítica.
ResponderEliminarSe hacía necesaria una revisión, aunque la peli de Vicente Aranda no es ninguna maravilla. Eso sí, espléndida Pilar López de Ayala.
EliminarLa recuerdo amigo Trecce, y lo mismo esta que otras de su corte y similar, creo que las hemos visto todos los que nacimos en la década de los cincuenta y sesenta. Entre otras cosas porque la única distracción que había era el cine, y estás películas son solo las que permitía el franquismo. Por cierto como ahora hay tantas cadenas de televisión no recuerdo donde, pero todas las noches entre la una y media y dos de la madrigada, echan películas de estas antiguas españolas, todas ellas de blanco y negro. La otra noche pasaron Currito de la Cruz.
ResponderEliminarSaludos.
Es verdad, Rafa, nos tragamos unas cuantas de estas, algunas mejores, otras peores, pero, como dices, es lo que había.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues gracias a que lo había he podido conocer una buena dosis de gran cine. Esta película me fascina especialmente porque creo que contiene algunos de los mejores trabajos de actores españoles. Empezando por Aurora Bautista que me encanta y de la que un día tendré que hablar en mi blog. ¡Gracias por el recuerdo Trecce!!
AlmaLeonor
Gracias a ti por tu visita, Alma. Un saludo.
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