martes, 25 de junio de 2013

JUANA DE ARCO

Juana (Ingrid Bergman) es una joven campesina, casi analfabeta que cuenta apenas 17 años. En su interior siente la llamada divina para ponerse al frente de la resistencia de su patria frente a los invasores ingleses, que reclaman el trono de Francia por derecho de herencia.
Las voces que escucha la impulsan a conseguir que el joven Delfín de Francia, el futuro Carlos VII (José Ferrer), sea coronado rey. Pero el Delfín es un ser apocado, voluble, amante de la fiesta y la diversión, atrapado por las deudas, sin preocupación por las necesidades de su pueblo y con pocas aptitudes para reinar.
Tras rescatar Orleans, que se hallaba cercada por las tropas inglesas y sus aliados, asiste a la coronación de Carlos como rey en Reims, más éste en vez de marchar hacia París siguiendo los consejos de Juana, se vende a sus enemigos y firma una vergonzosa tregua. Juana es hecha prisionera y entregada a los ingleses.



La película contó con un elevado presupuesto que no se vio recompensado por el éxito de público.
Su director, Víctor Fleming, nos entrega un producto de correcta factura técnica, pero desigual en el desarrollo narrativo.
Las composiciones, de tan cuidadas, se convierten en bellas postales que nos dan sensación de artificiosidad. El vestuario, colorista y con diseños trabajados y un gran despliegue en ambientación y decorados, estos, en ocasiones, más falsos que una mula resabiada.
La narración nos refiere unos cuantos hechos que son históricos y están documentados, pero tampoco profundiza demasiado en ellos, salvo cuando llegamos a la parte del interrogatorio de Juana que, yo creo que es la más lograda del film, permitiendo a la protagonista lucir sus cualidades dramáticas tras haber hecho un tanto el ridículo con esa armadura que lleva en las imágenes de la batalla, a mitad de camino entre la prestancia de Ingrid Bergman armada de coraza y lo que parece un remedo del hombre de hojalata del Mago de Oz.
Quizá de lo mejorcito de la peli es la partitura musical, obra de Hugo Friedhofer y la fotografía, apartado este por el que se llevó uno de los dos Oscar que obtuvo, de los siete a que estuvo nominada.
Si se ve la edición que circula por ahí en DVD, pueden llamar la atención algunos saltos que resultan un tanto bruscos, como si el montaje lo hubiera hecho yo con tijeras y pegamento, supongo que se debe a que esta versión es la que quedó tras la poda de varios metros que sufrió el original en busca de llegar mejor al público.


No voy a enrollarme más con un film que no figura entre lo mejor de la excelente actriz que fue Ingrid Bergman, de hecho, uno de sus comentarios cuando vio el pase de la peli, queda claro lo que podemos esperar del film, dijo algo así como: Muy bonita, ahora empecemos a rodar la película.
Algo que me llamó la atención, quizá porque me sugirió paralelismos con situaciones que estamos viviendo en la actualidad en nuestro país, fue el retrato que hace del futuro rey, un tipo mísero, de escasa preparación, manejado por consejeros interesados y que fue capaz de vender (literalmente, pues lo hizo por dinero) a sus súbditos que habían dado su sangre por él.
Hay un diálogo en el que Juana le pregunta cuánto le han pagado los ingleses por firmar la paz y él dice: Esa pregunta no la voy a responder y además, hay cosas que no se le deben preguntar a un monarca.
A mí me suenan muy actuales, se ve que tanto no han cambiado las cosas en 700 años.




6 comentarios:

  1. Hay un dicho que dice : "la historia se repite" . Ingrid Bergman es una de esas actrices que llenan la pantalla con sus interpretaciones. Buena explicación de la historia.

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  2. Como apuntas, entretenida y poco más.

    Saludos Trecce.

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    1. Lo mejor es que, tras el recorte de tijera que le dieron, no se hace larga.

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  3. Cuántos buenos vasallos sacrificados por reyes ineptos. Y como de costumbre los ingleses sacando partido.

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