jueves, 4 de julio de 2024

IMITACIÓN A LA VIDA

 


Lora Meredith (Lana Turner), una aspirante a actriz, vive con su hija adolescente en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie (Juanita Moore), una mujer negra  a la que contrata como sirvienta. Ese mismo día conoce también a Steve (John Gavin), un fotógrafo que se enamora de ella. La hija de Annie tiene la piel clara, pues su padre era mestizo y ella se hace pasar por blanca también, algo que avergüenza a su madre. Mientras tanto, Lora, obsesionada por buscar el estrellato, prácticamente ignora a su hija.


El guion adapta la novela del mismo título de la norteamericana Fannie Hurst, hoy casi olvidada, pero muy popular en su momento. En concreto, el libro fue todo un best-seller en 1933, año de su publicación. 
Como sucede con otras películas de Douglas Sirk, ésta es un remake de un film anterior dirigido por John M. Stahl y protagonizado por Claudette Colbert.


Douglas Sirk se despide de su etapa americana y lo hace a lo grande. Cuando aceptó dirigir este film, ya tenía tomada su decisión de regresar a su Alemania natal, al menos a lo que de ella quedaba tras la guerra y lo hace un poco asqueado de algunas cosas que le tocó vivir de cerca: el macartismo, la segregación racial, el consumismo exacerbado... 
A través de una historia que se presta fácilmente al folletín, ajusta algunas cuentas con ese país y esa sociedad de la que se aleja definitivamente y, junto a la indudable trama melodramática, Sirk deja caer sus reflexiones sobre el racismo, con unos negros que son chóferes o sirvientes y que tienen vetado el acceso a muchos de los lugares en que los blancos entran y salen libremente; también sobre el clasismo o sobre el abuso de productores, autores y representantes en el mundo del arte hacia las mujeres, algo que se sabía de sobra, pero que hasta casi medio siglo después no fue denunciado por las víctimas y de lo que aquí, en nuestra casa, como es bien conocido, no estábamos libres. 
Sirk nos presenta una historia en la que, en apariencia, el conflicto entre generaciones (padres e hijos, en este caso, madres e hijas), parece centrar la narración, con un claro componente racial de por medio, un melodrama en toda regla que gracias al dinamismo, a las cuidadas tomas y a la conseguida puesta en escena, trasciende las limitaciones del género, con algunos momentos sublimes, como la interpretación, que vemos completa en pantalla del gospel “Trouble of the world”, interpretado por Mahalia Jackson, o las últimas secuencias, cuando la hija de Annie es consciente de lo que de verdad ha sacrificado su madre por ella cuando ya es demasiado tarde para remediarlo y demostrarle su amor y agradecimiento. Momentos de gran intensidad que llevarán a la emoción, incluso a la lágrima al espectador.




6 comentarios:

  1. ¡Vaya! ¡Entre tú y Ricard le estáis dando un buen repaso a la filmografía de Douglas Sirk!

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  2. El epítome de la obra de Sirk, tanto es así que después de este film no dirigió nada más. El funeral del final es el adiós a muchas cosas: a una forma de hacer cine, a una época y hasta a Hollywood.

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