Cary Scott (Jane Wyman) es viuda y tiene dos hijos mayores. Ha estado llevando una vida tranquila desde la muerte de su marido, socializando con un pequeño círculo de amigos. Sus hijos solo regresan a casa los fines de semana. No es infeliz pero tampoco se da cuenta de lo aburrida que está. Su amiga Sara Warren (Agnes Moorehead) la anima a comprarse un televisor para hacerle compañía, pero ella tampoco quiere. Desarrolla una amistad con Ron Kirby (Rock Hudson), quien tiene su propio vivero y viene cada primavera y otoño a podar sus árboles. Ron es mucho más joven que Cary y su amistad pronto se convierte en amor. Su círculo de amigos se sorprende de que esté saliendo con un hombre tan joven y se muestran contrarios, al igual que su hijo y su hija.
Critica mordaz a la hipocresía de cierta clase social que a algunos les puede resultar trasnochada, pero que opino sigue bastante presente. Por desgracia, el qué dirán o el desprecio hacia las actitudes que se salen de las convenciones, lo seguimos viendo en ciertos círculos que se aferran a tradiciones mal entendidas y a prejuicios hacia situaciones que les dan pie para la maledicencia cuando los comportamientos no se adecúan a las reglas.
El derecho a la propia identidad, al amor en la mediana edad, a tener tu propia vida más allá de lo que hijos, parientes o amigos deseen imponerte por su propio egoísmo, son situaciones que Sirk plantea con firmeza cuando esta mujer se enfrenta a las convenciones sociales que quieren que anteponga el estatus social a un amor que no entiende de barreras.
Como apunte personal, añadir que me ha causado emoción ver a Jane Wyman, cuando visita la casa de los amigos de Ron, tomar en sus manos un libro que encuentra abierto sobre una mesita, del que lee en voz alta un párrafo. Se trata de Walden, quizá el libro más conocido y representativo de Henry David Thoreau, autor al que admiraba Douglas Sirk y del que, por puro azar, estoy disfrutando estos días con la lectura de otra de sus obras: Desobediencia civil y otros escritos. Casualidades de la vida.
Ese tipo de coincidencias son siempre muy llamativas. A mí, en cambio, siempre me ha costado disociar el rostro de Jane Wyman del de Angela Channing, el personaje que interpretaba en la mítica serie televisiva "Falcon Crest". O pensar que la actriz fue la primera esposa del futuro presidente Ronald Reagan.
ResponderEliminarAlgo similar me ocurre cuando la veo.
EliminarUn melodrama narrado con maestría.
ResponderEliminarEso es.
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