A pesar de haber empezado una prometedora carrera de escritor, Ryôta (Hiroshi Abe) va de desilusión en desilusión. Se ha divorciado de Kyoko (Yôko Maki) y gasta todo el dinero que gana como detective privado apostando en las carreras, por lo que finalmente no puede pagar la pensión alimentaria de su hijo de 11 años, Shingo (Taiyô Yoshizawa). Ahora Ryota intenta ganarse nuevamente la confianza de sus seres queridos y formar parte de la vida de su hijo, frente a los recelos de ellos. La situación no parece fácil, pero un día un tifón obliga a toda la familia a pasar una noche juntos y aclarar de una vez por todas sus nuevas situaciones.
Ryôta ganó un premio literario en su juventud y editaron su libro, pero no ha vuelto a publicar nada, ni siquiera nos consta que haya sido capaz de terminar su nueva novela de la que habla de vez en cuando. No se siente realizado en su trabajo, en el que además trapichea rompiendo la ética profesional chantajeando a algunos clientes para conseguir dinero fácil, un situación que acabará complicándose cuando su jefe descubre sus manejos. Entre su ludopatía y su inmadurez, su vida es un desastre, como lo fue la de su padre recientemente fallecido ("Lo único que tenía bueno era la caligrafía", dice la madre de Ryôta hablando de su difunto marido, cuya muerte ha sido una liberación para ella).
Las mujeres del film son fuertes y se las apañan bien, dentro de lo que cabe, pese a sus frustraciones. Todo lo contrario que los personajes masculinos.
Es una de las películas menos valoradas de Hirokazu Koreeda, lenta y en la que nada ocurre, dicen algunos, cuando lo que ocurre es, nada menos, que la vida misma, lo que pasa es que aquí no hay personajes llamativos, ni en el buen, ni en el mal sentido, son gente corriente, personas anodinas, del montón, como lo somos la mayoría.
Esta historia de argumento sencillo queda envuelta en los encuadres y movimientos de cámara tan característicos del maestro japonés y en esas gotas de humor que nos va dejando de vez en cuando ("Deberías salir más y hacer amigas", le dice Ryôta a su madre. "A mi edad, hacer nuevas amigas, significa tener que asistir a más funerales", responde ella).
Koreeda es un maestro retratando grupos familiares, más integrados o menos.
ResponderEliminarUna constante de su cine.
EliminarA mí me resultó muy entrañable.
ResponderEliminarLo es, como muchos otros films del maestro japonés.
Eliminar