jueves, 27 de septiembre de 2012

LA CURVA DE LAFFER

A cuenta del chaparrón (y no de agua) que nos está cayendo encima, más de uno (yo el primero) llevamos un tiempo descubriendo los intríngulis de la economía que, por lo que se ve, nos va a llevar más de dos tardes comenzar, sólo comenzar, a entender. Y cuando creamos que ya sabemos algo, vendrá alguien a explicarnos un nuevo enfoque de la situación y nos iremos dando cuenta de que no sabemos demasiado del asunto en plan teórico, y nos limitaremos a lo de siempre, que es lo que de verdad nos interesa, que cada vez nos llega para menos el dinero que tenemos.
En fin, que de lo que quería hablar hoy es de una de esas cosas con las que nos bombardean últimamente y de la que seguro habéis oído hablar, la famosa "Curva de Laffer". Encontraréis muchas explicaciones y controversias varias, basadas en este asunto, pero en resumen, lo que viene a representar el famoso dibujito, es cómo varía la recaudación fiscal al modificar los tipos impositivos. Si el tipo impositivo es cero, los ingresos fiscales son claramente también nulos, ya que el 0% de cualquier cosa es cero. Si por el contrario los impuestos son del 100% los ingresos fiscales también serán cero, ya que nadie querrá trabajar o vender un producto para darle todo lo ganado al estado. Así, dado que en los dos extremos la recaudación del estado es cero, se supone que existe un punto en algún lugar de la curva, en el que el estado tendrá unos ingresos máximos. La característica más importante de la curva de Laffer es que muestra que el incremento de los tipos impositivos no siempre conlleva un aumento de la recaudación fiscal.




















Cuando el tipo impositivo es suficientemente alto (por ejemplo el punto t3 en la gráfica de arriba), si se sube aún más, los ingresos recaudados disminuirán y viceversa, una bajada de impuestos producirá una recaudación más alta, hasta llegar a un punto de recaudación óptima (t2* en la figura).
El principal problema de esta teoría es que no se sabe dónde está ese punto, porque depende de muchas variables y no sólo de las puramente tangibles, por así decirlo, sino de otras.
Por ejemplo, es relativamente fácil que yo esté dispuesto a pagar más impuestos si confío en que los gobernantes van a emplear bien el dinero, pero si mi percepción es que son unos irresponsables, unos chorizos o que actúan con criterios partidistas, seguramente me incomodará cualquier subida de impuestos por pequeña que sea.
Arthur Laffer es un reputado economista norteamericano. Un buen día, allá por la década de los 70 del pasado siglo, compartía mesa y mantel en el restaurante Two Continents de Washington, con Dick Cheney, a la sazón Jefe de Gabinete del Presidente Gerald Ford y para ilustrar la teoría que estaba exponiendo sobre la conveniencia de bajar los tipos impositivos para aumentar los ingresos fiscales, dibujó en una servilleta la curva que lleva su nombre. Sus postulados eran  contrarios a la opinión extendida en aquella época, pero al final, convenció al asesor de la Casa Blanca para que cambiaran la política fiscal que se estaba aplicando en aquel momento.
¿Qué fue de la servilleta? Pues está depositada en una vitrina del Bookings Institution de Washington.




6 comentarios:

  1. La verdad es que tiene mucho sentido, yo siempre he pensado que recaudas más si vendes un producto con un precio adecuado, que si lo vendes carísimo y sólo vendes tres. Esto viene a ser lo mismo, no?

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    1. Efectivamente. El problema está en buscar el equilibrio, algo que no siempre resulta sencillo.

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  2. Bueno entiendo muy poco de economía, pero esta explicación que das de este personaje parece la más acertada.

    Saludos Trecce.

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    1. Buffff!, Rafa, es que encuentras por ahí cada controversia y cada lío a medida que se meten a discutir las variables, que al final te pierdes.
      Yo creo que el principio fundamental lo entiende todo el mundo y es aplicable a muchos sectores de la economía.
      A mí me gusta mucho, porque me parece muy clarificador, el ejemplo del campo de cultivo: Si en un terreno cultivado metemos a un grupo de gente para recolectar, seremos más eficientes hasta llegar a un límite de personas, a partir de ahí, se molestarán unos a otros hasta que pueda darse el caso de que si son demasiados, no todos cabrán en el terreno a recolectar.
      Es lo mismo pero con un ejemplo distinto, ya sabemos que en la realidad concurren otras variables, porque hay que contar con los que se escaquean, con los que son muy habilidosos, etc., pero eso ya es empezar a rizar el rizo sobre algo que es bien sencillo de entender.

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  3. El secreto de la curva de laffer, del ejemplo del cultivo, de las curvas de coste de oportunidad y de tantas cosas, está en el campo marginal, en la ley de los rendimientos decrecientes, un concepto que es la base de la microeconomía: a medida que aumenta la producción llega un momento en que el incremento de los factores de producción (capital y trabajo) dará incrementos cada vez más pequeños de producto.

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    1. Sí, pero no hay que olvidar que es una curva y ese punto no está siempre en el mismo lugar.

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