viernes, 13 de septiembre de 2024

ELES NAO USAM BLACK-TIE (ELLOS NO USAN SMOKING)

 


El joven obrero Tião (Carlos Alberto Riccelli) y su novia María (Bete Mendes) deciden casarse al saber que ella está embarazada. Al mismo tiempo, estalla una huelga en la fábrica donde trabaja Tião. El movimiento divide a los operarios. El temor a perder su trabajo y a no poder hacer frente a sus obligaciones, lo lleva a oponerse a la huelga y, por lo tanto, a su padre, un sindicalista que estuvo en la cárcel en los primeros años de la dictadura.


El guion adapta la obra teatral del mismo nombre, escrita por Gianfrancesco Guarnieri, estrenada en 1958. El propio Guarnieri dará vida en la película al sindicalista Otávio, padre del protagonista del film.
Ambientada en los últimos años 70, durante la crisis final de la dictadura militar, plantea las contradicciones y los deseos de la clase trabajadora brasileña. Con una narrativa realista, asemeja un film con algo de documental, al menos en algunas secuencias.


De fondo, hay un interesante estudio sobre el papel de la mujer: el ama de casa, mera acompañante del esposo, aunque tenga arrestos más que de sobra para salir adelante en los momentos duros, como le ocurre a Romana (Fernanda Montenegro) la madre de Tião, que hubo de sacar adelante a la familia mientras su esposo estaba en la cárcel, pero que, al final, no es tenida en cuenta a la hora de adoptar decisiones que afectan a la familia y, por otro lado, las jóvenes, como María, que tienen un trabajo asalariado y opiniones propias sobre la manera de conducir su vida, hasta el punto de estar dispuestas a cortar por lo sano cuando se contradicen sus iniciativas y ellas consideran que son las acertadas. 
La película de Leon Hirszman pone de manifiesto cómo el capitalismo y el trabajo asalariado crean las contradicciones de clase que llevan a los obreros a una vida miserable. Estas mismas contradicciones originan un contexto que les separa de su emancipación, causando la aparición de sujetos sin conciencia de clase, tales como el protagonista de la película o los personajes a los que podríamos denominar como lumpen, como los distintos criminales que aparecen a lo largo de la narrativa y que se dedican a robar y asaltar, precisamente a los más pobres y desamparados. Por suerte, Hirszman nos recuerda que necesitamos tanto el perdón como a los demás, en un final esperanzador.
 



4 comentarios:

  1. Último largometraje de ficción dirigido por Hirszman, quien fallecería seis años después, víctima del SIDA.

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  2. Aún no la he visto, pero la tengo en mi colección, así que tarde o temprano la veré.

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