miércoles, 25 de marzo de 2015

HAMLET

Hamlet (Laurence Olivier), príncipe de Dinamarca, está triste y apesadumbrado, no sólo por el reciente fallecimiento de su padre, sino porque su madre, apenas transcurridos dos meses, ha contraído nuevas nupcias con el hermano del difunto y nuevo monarca.
Los amigos de Hamlet, le instan a que se una a la ronda de guardia que han de establecer esa noche, pues han visto, con cierto miedo, que a partir de la medianoche, un espectro que tiene la figura del rey difunto, se aparece junto a las almenas del castillo. Hamlet atiende al requerimiento y esa noche se entrevista con el espectro de su padre, que le pide venganza, ya que ha muerto asesinado por su hermano.
Hamlet trama su venganza y aprovechando la visita de unos cómicos al castillo, les hace representar una parodia en la que un rey es envenenado por quien usurpa el trono más tarde. Al presenciar la actuación, el nuevo rey, deja claro con su demudado rostro, la culpabilidad que le atormenta, algo que queda manifiesto a ojos de Hamlet y sus seguidores que no han perdido detalle de la impresión que causa en el rey la farsa.
En un desgraciado incidente, Hamlet asesina accidentalmente al padre de su amada Ophelia (Jean Simmons), que estaba oculto tras un tapiz, oyendo la conversación de Hamlet con su madre. Ophelia pierde la razón y acaba muriendo ahogada cuando Hamlet estaba prisionero de unos piratas que apresaron el barco en el que viajaba a Inglaterra. Cuando regresa a Dinamarca, se encuentra, no sólo con el entierro de su amada, sino con que Laertes (Terence Morgan), el hermano de ésta, culpa a Hamlet de su muerte y busca venganza.
El rey y Laertes, traman un desafío, con una apuesta como pretexto, en el que se enfrentarán Hamlet y Laertes, pero la espada de éste estará impregnada con un veneno mortal.


Los premios no lo son todo, sobra mencionarlo, y si de los Oscar hablamos, apaga y vámonos, conocemos de sobra cómo funciona el asunto y las tremendas injusticias que se cometen un año sí y otro también.
Pero lo que también está claro es que si alguien nos habla de un film con siete nominaciones, de las cuales se llevó el premio en cuatro, incluyendo mejor película y actor protagonista; si esa película está basada en un texto de Shakespeare y la dirige y protagoniza un tal Laurence Olivier, queda claro que algo interesante ha de haber detrás.


El guión se ciñe bastante al original shakespiriano, hay algún personaje que no aparece y si tiene alguna frase o pensamiento de cierta importancia, se pone en boca de otro. Quizá los muy puristas de la obra del genial autor inglés, se pongan de uñas con estas pequeñas variaciones, igual que por el lado contrario, he leído por ahí críticas poniéndola a caldo por el encorsetamiento teatral. El caso es poner peros, ya se sabe.


Olivier consigue un magnífico trabajo, todo un homenaje a un referente mundial de la escena como es Shakespeare, un terreno en el que se encuentra bien a gusto, es más, en alguna escena, da toda la impresión de que Sir Laurence se gusta, como si supiera de antemano que lo está haciendo perfecto.
Muy interesante también el trabajo de Jean Simmons y curiosa la aparición en pequeños papeles de unos cuantos actores que los buenos aficionados reconocen enseguida de posteriores trabajos, pues llegaron a tener cierto renombre en el panorama cinematográfico (Anthony Quayle, Peter Cushing, Patrick Macnee...)
Un film que, a pesar de que conocemos la historia y su final y de las dos horas y media largas de duración, no se hace nada pesado, creo que con eso queda todo dicho.




4 comentarios:

  1. Que gran, gran película... La visiono de vez en cuando.

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  2. Muy buena, y gran papel creo yo el de Laurence Olivier. Este hombre protagonizó películas muy buenas, pero fíjate tú no se porqué, yo lo recuerdo siempre más, por su interpretación en "Espartaco".

    Saludos Trecce

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