viernes, 6 de marzo de 2015

EL RETRATO DE DORIAN GRAY

Basil Hallward (Lowell Gilmore), está pintando desde hace tiempo el retrato de un joven amigo suyo, Dorian Gray (Hurd Hatfield), no quiere que nadie vea el cuadro, pues este ejerce una especial fascinación sobre el artista y lo considera como algo íntimo, no piensa exponerlo, ni venderlo, sino que su propósito es regalárselo a Dorian cuando esté acabado.
Un día, Lord Henry Wotton (George Sanders), irrumpe en casa de Basil, del que también es amigo y pese a los esfuerzos del criado para que no lo haga, entra en el estudio del pintor y ve el cuadro, queda maravillado por la obra y expresa su deseo de conocer al modelo, algo a lo que se opone Basil, pues considera que el cinismo de Lord Henry y su peculiar manera de ver la vida, puede ser una influencia perniciosa para Dorian. Pero a tal tiempo, Dorian llega para la que será la última sesión de posado y queda fascinado por las teorías de Lord Henry sobre la juventud y la decadencia. Allí mismo, ante el cuadro, expresa el deseo de no envejecer nunca y permanecer siempre como en el cuadro, algo por lo que estaría dispuesto a entregar su alma.
Esta especie de oración es escuchada y a partir de entonces, será el cuadro el que vaya sufriendo los cambios que expresan la vida turbia en la que se mete Dorian, mientras él permanece siempre igual.


El guión de Albert Lewin, también realizador del film, se basa en la conocidísima novela del mismo título, de Oscar Wilde. Creo que es la mejor de todas las adaptaciones que se han llevado a la pantalla de la obra del inmortal autor irlandés. Pienso, una vez vista la película y cómo está trasladada la novela a la pantalla, que Lewin se debió sentir tan fascinado por la obra de Wilde, algo de todo punto normal, y que el hecho de querer respetar sobre todo su ingenioso discurso narrativo, al final ha supuesto una dificultad añadida de la que no siempre sale airoso.


La principal variación de la película respecto a la novela está relacionada con Sibyl Vane (Ángela Lansbury), la cabaretera de la que se enamora Dorian, que en el texto de Wilde, no es una cantante de vodevil, sino una actriz que interpreta a Shakesperare, bien es cierto que lo hace en un teatrucho de ínfima categoría y los motivos por los que Dorian la abandona no son exactamente los que plantea el film.
Por lo demás, el guión es bastante fiel a la novela.


La actuación principal, el papel más lucido, recae sobre los hombros de George Sanders, que sabe sacar todo el partido a su cínico y snob personaje, además en sus intervenciones es donde se recogen la mayor parte del buen número de expresiones y frases que están sacadas literalmente de la novela, esas perlas maravillosas de Wilde que después hemos visto reproducidas en los mejores libros de citas y frases célebres.
El resto de esas citas, se ponen en boca de la voz en off que guía al espectador a lo largo del film y lo hace de manera un tanto insistente, vamos que se abusa un tanto del recurso.
De cualquier modo, yo creo que el mensaje central de la novela se transmite de sobra. Pienso que para quien haya leído la novela y mantenga el recuerdo de su prosa con cierta frescura, la película es de las que se disfrutan; para quien no lo haya hecho, puede ser que resulte un poco aburrida en algunos pasajes si no se está atento al discurso de los actores, porque ya digo que en él, se recogen citas literales de la obra original, algunas profundas, otras divertidas y todas ellas ingeniosas.


La fotografía, por la que se llevó un Oscar, tiene algunos momentos brillantes, me pareció genial la escena del principio en la que juega con la sombra que proyecta el cochero sobre la acera para que podamos ver a los dos personajes que intervienen en ella, pero tiene alguna más con escenas logradas, sobre todo a la hora de encontrar la profundidad de campo o los recursos alternativos (como el de la sombra que he citado, que emplea alguna otra vez), para poder mostrarnos varias acciones en el mismo encuadre.
Ángela Lansbury, estuvo nominada al Oscar como actriz de reparto, aunque no lo consiguió, sí que le fue concedido el Globo de Oro de aquel año.
La película está rodada en blanco y negro, salvo un par de secuencias en color, en las que se nos muestra el retrato de Dorian, una cuando lo acaba de terminar el pintor y otra cuando está totalmente desfigurado por las miserias del retratado.
Los cuadros originales, fueron encargados a dos pintores de cierto renombre y tienen su propia historia detrás. El del Dorian desfigurado, lo realizó Ivan Le Lorraine Albright, cuyas obras anteriores ya reflejaban con rigurosa precisión, la decadencia, la corrupción y los despojos de la edad.
El de Dorian como joven apuesto y elegante, lo pintó Henrique Medina, especialista en retratos, este pintor portugués de padre español, inmortalizó con sus pinceles a gente tan variopinta como Benito Mussolini o Mary Pickford.

6 comentarios:

  1. Como dices es una obra muy recurrente y versionada, aunque me temo que le gana por bastante El Conde de Montecristo que cuando era pequeña ponías la tele y siempre estaba...

    Saludos.

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  2. Hace años que la vi, creo que entretenida.

    Saludos Trecce.

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  3. Me encanta esta película... y el libro es superior...

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