viernes, 13 de marzo de 2015

ELOÍSA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO

Fernando Ojeda (Rafael Durán) regresa al hogar tras acabar sus estudios en Bélgica. Allí lo reciben su tío Ezequiel (Alberto Romea) y Dimas (José Prada), el criado. Una vez en casa, descubre un retrato, un traje y una caja de música. Tras preguntar a Dimas y a su tío acerca del origen de esos objetos decide -por consejo de Ezequiel- ir a la casa de los Briones para resolver sus dudas. Los Briones son una familia de excéntricos: Edgardo (Juan Espantaleón) lleva años acostado y viaja en tren con su imaginación, su hermana Micaela (Ana de Siria) colecciona búhos y persigue ladrones todos los sábados. Mariana (Amparo Rivelles) es hija de Edgardo y sobrina de la disparatada Clotilde (Guadalupe Muñoz Sampedro). La llegada de Fernando a la casa, coincide con la entrada como mayordomo de los Briones de Leoncio (Juan Calvo). Éste, junto al hasta entonces mayordomo, Fermín (Joaquín Roa), será testigo de los extraños hechos que van a acaecer. En su visita, Fernando conoce a Mariana y descubre que tiene una caja de música como la suya y que es idéntica a la mujer del retrato. Pasa el tiempo, Fernando y Mariana mantienen una relación, entonces aquel decide secuestrar a Mariana una noche para llevarla a su casa y aclarar el misterio que encierran los objetos que descubrió. Una vez en casa de los Ojeda, Mariana percibe que le resulta familiar. Incluso con la ayuda de Dimas descubrirá una alacena que contiene otros objetos misteriosos: un cuchillo, la manga de un vestido y unos zapatos, todos ellos manchados de sangre.


Adaptación de la obra del teatro del mismo título escrita por Enrique Jardiel Poncela, que había sido estrenada apenas tres años antes.
Rafael Gil, realizador y autor del guión, demuestra su dominio del medio, pues respetando casi en su totalidad, no sólo el espíritu, sino diálogos y escenas enteras de la obra teatral, sabe cambiar lo necesario para adaptarla al lenguaje cinematográfico, "aprovecharse" de su alocado planteamiento y mantener el texto de Jardiel del que saca mucho partido.


Aunque hay unas breves escenas en una sala de cine y en alguna ocasión aparece el decorado que representa el lago y el exterior la casa de los Ojeda, prácticamente toda la acción se desarrolla en las casas de ambas familias. La de los Briones, llena de cachivaches y muebles de todo tipo, desordenados por doquier y la de los Ojeda, un escenario de cuento gótico, con muchas entradas y salidas, algunas disimuladas, que a lo largo de la narración contribuyen a mantener el misterio y la incertidumbre del espectador.


La película supuso el primer gran éxito de Rafael Gil, un nombre indispensable en la historia del cine español.
Aunque él mismo reconoció que esta película la rodó para ir calentando motores y experimentando con la vista puesta en el proyecto que tenía en mente, que era la realización de El clavo, en la que iba a intervenir la misma pareja protagonista (Rafael Durán y Amparo Rivelles).
Sin embargo no se trata de una película hecha de cualquier manera, sino muy bien planificada y que supuso el abandono por parte del cine español del sainete como forma de expresarse en las películas cómicas, para pasar a un humor más inteligente y trabajado que se apoya en el absurdo de las situaciones y los personajes.
Muy divertida, con un elenco de secundarios plagado de nombres memorables de la escena nacional, el resultado es más que positivo, con escenas desternillantes y con un humor diferente que aporta frescura y la tan necesaria evasión en aquellos tiempos tan oscuros.




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