Un hombre de mediana edad que vive en un modesto piso en Tokio, tiene por única compañía una muñeca hinchable a la que habla, baña y hace el amor cada día cuando vuelve del trabajo. Sin embargo, esta rutina se rompe cuando, de repente, la Muñeca (Bae Doona) cobra vida y con ella un alma. Acaba de nacer a la vida y no entiende lo que ocurre a su alrededor, aunque se da cuenta de que existe otro mundo más allá de las paredes del piso. Cuando, por fin, se atreve a salir al mundo exterior, se siente fascinada por todo lo que ve. Conoce a mucha gente, pero nadie es capaz de explicarle qué significa "estar viva". Tras entrar en un videoclub, conoce a Junichi (Arata Iura), el vendedor, ambos se sentirán atraídos por el otro.
Aunque la metáfora sobre la mujer-objeto es evidente, no lo es menos la reflexión sobre la soledad que Hirokazu Koreeda lleva a cabo en esta especie de puesta al día del Pinocho de Carlo Collodi que navega entre el mundo real y la fantasía, con algunos momentos realmente poéticos y otros en que quizá se estira demasiado la vacuidad.
Realizada con el cuidado y detalle propios del maestro nipón, destaca el tono que logra dar a su personaje Bae Doona, en una interpretación muy conseguida.
Tal vez por los muchos asuntos que sugiere, la narración pierde algo de intensidad en este cuento en que queda patente que el corazón que ha encontrado la protagonista, le proporcionará alegrías, pero también mucho dolor.
Aparte de Pinocho, el argumento me recuerda al de "Tamaño natural" de Berlanga.
ResponderEliminarSobre todo por lo de la muñeca.
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