Cuando Abel (Louis Garrel) descubre que su madre, Sylvie (Anouk Grinberg), que ronda los sesenta años, está a punto de casarse con un hombre que está en prisión, entra en pánico. Respaldado por Clémence (Noémie Merlant), su mejor amiga, hará todo lo posible para intentar protegerla. Pero su encuentro con Michel (Roschdy Zem), su nuevo padrastro, podría ofrecer a Abel nuevas perspectivas.
Abel desearía ser el hijo de una madre que lo tuvo cuando era joven, soltera y que lo crio sola, pero tiene la impresión que le toca ser, más bien, el esposo y el padre, debido al carácter ingenuo e incauto de ella. Y es que en la película hay varios inocentes, pero en el sentido de candorosos a los que se la pegan a la menor.
Abel tiene la certeza de que el hombre del que su madre se ha enamorado como una quinceañera, va a volver a las andadas más pronto que tarde y se debate entre dejar que ella viva una temporada de felicidad o abrirle los ojos ante el desengaño que sabe llegará tarde o temprano.
El film mezcla una historia de atraco, con algún momento bien construido, y una comedia romántica. Tiene momentos divertidos, sobre todo cuando Abel sigue a Michel intentando descubrir sus intenciones y lo hace de forma realmente patosa; también complementa el asunto central con esos toques de humor el divertido personaje de Clémence, una interpretación por la que Noémie Merlant obtuvo el César en 2023 a la mejor actriz secundaria.
Louis Garrel coescribe el guion, dirige y protagoniza un film que, sin ser una película maravillosa, consigue resultar entretenida, a veces algo simplona e inocente, como su título, pero técnicamente bien hecha y que resulta ideal cuando quiere uno ver algo que no ofrezca demasiadas complicaciones y no resulte absurdo o fallido.
Su tono desenfadado y mezcla de géneros parecen inspirarse en algunos títulos de la Nouvelle Vague.
ResponderEliminarPuede ser, sí.
EliminarIntrascendente, como bien dices, aunque yo la recuerdo con agrado.
ResponderEliminarResulta entretenida.
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