miércoles, 4 de febrero de 2015

HISTORIA DE DOS CIUDADES (A TALE OF TWO CITIES)

El Dr. Manette (Henry B. Walthall) ha pasado 18 años recluído en La Bastilla víctima de una falsa acusación por parte del Marqués de Saint Evremonde (Basil Rathbone); liberado gracias a la ayuda de unos amigos, es recogido por estos que le mantienen escondido, hasta que su hija Lucie (Elizabeth Allan) llega a París para llevarse a su padre a Londres.
En el barco que les lleva de Calais a Dover, Lucie conoce a Charles Darnay (Donald Woods), sobrino de St. Evremonde, aunque totalmente opuesto a su tío, de hecho abandona Francia porque desea encontrar un trabajo en Inglaterra con el que ganarse la vida, ya que está en contra de la explotación de las clases bajas y no desea aprovecharse de las posesiones de la familia. Al llegar a las islas, Darnay es detenido y acusado de conspiración, en realidad todo es una maniobra orquestada desde Francia por su tío, para que su joven sobrino, cuyas ideas considera peligrosas, sea encarcelado, situación de la que se librará gracias a los buenos oficios de Sydney Carton (Ronald Colman), que trabaja para el abogado que defiende la causa de Darnay y que deja al descubierto la conspiración de que es víctima.
Con el paso del tiempo, Darnay y Lucie Manette, se casan y tienen una niña, la vida transcurre feliz para ellos, hasta que Charles decide viajar a París, donde ha estallado la revolución, con el fin de testificar a favor de su antiguo preceptor que ha sido detenido por los revolucionarios.


Interesante adaptación de la novela del mismo título de Charles Dickens. El guión suprime prácticamente todas las tramas paralelas, para centrarse en el personaje de Sydney Carton, que en la novela no tiene el peso que aquí, pero que sirve para llegar al verdadero meollo de lo que quieren plantear, que es lo que planteaba Dickens en su obra, el paralelismo y las diferencias entre la situación en las Islas Británicas y Francia a finales del XVIII.
Si se analiza minimamente la película, su mensaje es el de la garantía que ofrece a la persona el sistema británico y los peligros que supondría un brote revolucionario como el francés, algo así exponía Dickens, partidario de reformar el sistema, pero no de destruírlo.
La historia que vemos en en film, es una canto al liderazgo de la burguesía industrial, frente a la revolución de los hambrientos. Aunque durante la primera parte de la película, vemos las vejaciones de la nobleza hacia las clases bajas, su desprecio absoluto y el régimen de vida al que estas se ven sometidas, condenadas a morir de hambre; al final se nos presenta la manera en que desemboca aquel malestar en un frenético torbellino que, de la legítima búsqueda de justicia, pasa a la venganza y de esta al odio más exacerbado por todo lo que suena a aristocracia.
Aún se aprecian muchos de los modos de hacer del cine mudo, estamos en un periodo de clara transición hacia el cine sonoro y la narración se apoya mucho en los rostros y sus expresiones deliberadamente exageradas.
La película resulta entretenida, con buenos diálogos y algunas escenas realmente brillantes, como la del asalto a La Bastilla (rodada por Val Lewton y Jacques Tourneur).

2 comentarios:

  1. La he visto, y leí el libro hace años, ya verdad es que tanto lo uno como lo otro me gustó.

    Saludos Trecce

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