lunes, 16 de febrero de 2015

LAS CUATRO PLUMAS

En 1885, un verdadero ejército de derviches esclavizó y mató a miles de nativos indefensos en Sudán y acabaron sitiando Khartoum, último bastión británico en la región, cuyas tropas estaban mandadas por el general Gordon. Ante la escasez de tropas para hacer frente a tan numeroso enemigo, Gordon solicitó ayuda a Inglaterra, pero ninguna ayuda llegó hasta él que acabó muriendo a manos de los rebeldes.
Diez años después, Gran Bretaña envía un ejército a fin de reconquistar lo perdido, al frente del mismo y de las tropas egipcias aliadas, estará el general Herbert Kitchener y entre sus tropas, el Primer Batallón del Regimiento Real de North Surrey.
A este regimiento pertenece Harry Faversham (John Clements) que cuando se entera de que su unidad ha de partir hacia Egipto, presenta su renuncia, lo que es tenido por una cobardía por sus más allegados.
Tres oficiales del regimiento, amigos de Faversham, le hacen llegar una pluma blanca junto a su tarjeta de visita, es su manera de llamarle cobarde. Cuando abre el paquete en el que llega tan desagradable presente, Faversham está con su prometida, Ethna (June Duprez), hija del general Burroughs (C. Aubrey Smith), un veterano de la Guerra de Crimea, ambos comparten la opinión de los compañeros de Faversham y Ethna rompe su compromiso con él, que a su vez coge otra pluma del abanico de la joven para unirla a las tres que ha recibido.
A partir de ese momento, buscará la manera de reintegrar las plumas a quienes se las enviaron y limpiar su nombre frente a ellos.


Adaptación cinematográfica del libro del mismo título escrito por A.E.W. Mason, militar y político Inglés que, por cierto, estuvo destinado en España durante la I Guerra Mundial al servicio de la Inteligencia Naval, con la misión de establecer redes de contraespionaje.


La película es un producto de los hermanos Korda y su factoria London Film Production, Zoltan es el encargado de dirigirla, sobre un guión en el que participan escritores de cierto prestigio, como el británico R.C. Sherriff o el húngaro Lajos Biro; cuenta con una maravillosa fotografía de Georges Périnal que nos brinda un espectáculo de luz y color en las tomas del desierto y de la navegación sobre el Nilo, estuvo nominada al Oscar en este apartado; como acompañamiento, una banda sonora del gran Miklós Rózsa.


Las cuatro plumas es, sobre todo, una película de aventuras, muy bien hecha y con un bien ritmo de narración, de esas que disfrutábamos cuando nuestros ojos no estaban contaminados por los prejuicios de la madurez y es que el guión contiene algunas cosas que sólo vistas desde un espíritu juvenil pueden disculparse (el oficial ciego disparando a troche y moche sin que nadie advierta que no ve, el capitán Faversham que a su compañero John Durrance [Ralph Richardson] no le dirige la palabra en su larga travesía del desierto, haciéndose pasar por mudo y, sin embargo, habla con los otros amigos a los que ha ido a rescatar de su presidio).
Una gran producción que, merced al esfuerzo económico que se hizo, no tiene que envidiar a las que, por la época, se hacían en Hollywood, con gran despliegue de extras y maravillosas escenas de tropas maniobrando en orden cerrado o en plena batalla.
Una buena peli de aventuras con un mensaje sobre la amistad y el valor como fondo de la historia.




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