viernes, 5 de julio de 2024

EL PORVENIR

 


Nathalie (Isabelle Huppert) es una profesora de filosofía que da clases en un instituto de París. Su trabajo le entusiasma y reparte su tiempo entre sus alumnos y su familia, con sus hijos ya mayores y su madre algo senil y que constantemente la manipula para llamar su atención. Un día su marido le informa de que se va a ir con otra mujer. Ese será solo el primero de una serie de grandes cambios que obligarán a Nathalie a reinventar su vida de un día para otro.


El destino de esta mujer es conmovedor y fascinante. Pero a pesar de Isabelle Huppert, a pesar de la intensidad de su actuación, de esta ironía que ofrece y de esta confusión que desprende, hay como algo de distancia. Esta nueva “libertad”, de la que habla constantemente su personaje, tiene un regusto fuertemente amargo. Y la soledad que la acompaña, este sentimiento de estar fuera del mundo, evoca cruelmente el destino patético y trágico de la madre, interpretada por Edith Scob.


No deja de ser una reflexión sobre la vida, quizá mejor, sobre el paso del tiempo. En un momento dado, la protagonista, cuando visita esa especie de comuna libertaria para pasar unos días con los jóvenes, entre otros quien fuera su alumno preferido, le dice a una de la chicas: "Yo ya estuve aquí", significando que ella también tuvo inquietudes por cambiar el mundo, que fue una activa militante de izquierdas en su juventud, pero que su tiempo ya pasó.
Hay algo fascinante e inquietante en este cine de Mia Hansen-Love en el que la presencia de Isabelle Huppert a menudo le da un plus. Pero existe también esta impresión persistente de déjà vu, como si el cine francés no pudiera escapar de estos personajes, de este entorno intelectual.




jueves, 4 de julio de 2024

IMITACIÓN A LA VIDA

 


Lora Meredith (Lana Turner), una aspirante a actriz, vive con su hija adolescente en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie (Juanita Moore), una mujer negra  a la que contrata como sirvienta. Ese mismo día conoce también a Steve (John Gavin), un fotógrafo que se enamora de ella. La hija de Annie tiene la piel clara, pues su padre era mestizo y ella se hace pasar por blanca también, algo que avergüenza a su madre. Mientras tanto, Lora, obsesionada por buscar el estrellato, prácticamente ignora a su hija.


El guion adapta la novela del mismo título de la norteamericana Fannie Hurst, hoy casi olvidada, pero muy popular en su momento. En concreto, el libro fue todo un best-seller en 1933, año de su publicación. 
Como sucede con otras películas de Douglas Sirk, ésta es un remake de un film anterior dirigido por John M. Stahl y protagonizado por Claudette Colbert.


Douglas Sirk se despide de su etapa americana y lo hace a lo grande. Cuando aceptó dirigir este film, ya tenía tomada su decisión de regresar a su Alemania natal, al menos a lo que de ella quedaba tras la guerra y lo hace un poco asqueado de algunas cosas que le tocó vivir de cerca: el macartismo, la segregación racial, el consumismo exacerbado... 
A través de una historia que se presta fácilmente al folletín, ajusta algunas cuentas con ese país y esa sociedad de la que se aleja definitivamente y, junto a la indudable trama melodramática, Sirk deja caer sus reflexiones sobre el racismo, con unos negros que son chóferes o sirvientes y que tienen vetado el acceso a muchos de los lugares en que los blancos entran y salen libremente; también sobre el clasismo o sobre el abuso de productores, autores y representantes en el mundo del arte hacia las mujeres, algo que se sabía de sobra, pero que hasta casi medio siglo después no fue denunciado por las víctimas y de lo que aquí, en nuestra casa, como es bien conocido, no estábamos libres. 
Sirk nos presenta una historia en la que, en apariencia, el conflicto entre generaciones (padres e hijos, en este caso, madres e hijas), parece centrar la narración, con un claro componente racial de por medio, un melodrama en toda regla que gracias al dinamismo, a las cuidadas tomas y a la conseguida puesta en escena, trasciende las limitaciones del género, con algunos momentos sublimes, como la interpretación, que vemos completa en pantalla del gospel “Trouble of the world”, interpretado por Mahalia Jackson, o las últimas secuencias, cuando la hija de Annie es consciente de lo que de verdad ha sacrificado su madre por ella cuando ya es demasiado tarde para remediarlo y demostrarle su amor y agradecimiento. Momentos de gran intensidad que llevarán a la emoción, incluso a la lágrima al espectador.




miércoles, 3 de julio de 2024

OBSESIÓN

 


Bob Merrick (Rock Hudson), un joven multimillonario, egoísta y engreído, sufre un accidente mientras conduce una lancha motora. El equipo de rescate, para salvarle la vida, le aplica provisionalmente el pulmón artificial que tiene en su casa el doctor Phillips, pero desgraciadamente éste sufre un ataque repentino y muere porque la máquina no está disponible. Su viuda Helen (Jane Wyman) descubre entonces que está completamente arruinada, a pesar de que los honorarios que percibía su marido eran muy elevados. La razón es que él, sin que ella lo supiera, repartía el dinero, de manera anónima y altruista, entre los necesitados. A partir de ese momento, una serie de extrañas circunstancias mantendrán unidos a Helen y Bob, a pesar de tener caracteres muy distintos.


El guion adapta la novela Magnificent Obsession, del norteamericano Lloyd C. Douglas (autor de The Robe  y El gran pescador, ambas llevadas también a la gran pantalla, la primera bajo el título de La túnica sagrada). 
Hay una versión anterior de 1935, dirigida por John M. Stahl y protagonizada por Irene Dunne y Robert Taylor, que en España se tituló Sublime obsesión.


De la mano del productor Ross Hunter, Douglas Sirk, tras haber pasado por otros géneros en su etapa hollywoodense, comenzó a adentrarse en el mundo del melodrama con los resultados que cualquier cinéfilo conoce. Una de sus primeras películas en el género fue esta Obsesión, con un argumento poco menos que increíble: Que en el amor, al menos tras el primer momento, si eres un poco inteligente, buscarás otras cosas que la fachada, es muy factible, pero que Rod Hudson, sin haber intercambiado una palabra con ella, se enamore de Jane Wyman y decida que es la mujer de su vida, no hay cristiano que se lo crea, con todos mis respetos para la señora Wyman y que ésta no pida una orden de alejamiento del susodicho que la ha dejado viuda y después ciega, pues resulta más que extraño. 
Pero Sirk tenía fama de hacer buenas películas con argumentos mediocres y es que el maestro alemán nos hace creer lo que a él le apetezca que creamos, con esa cuidada puesta en escena, su agudeza a la hora de colocar la cámara en tomas incluso arriesgadas, pero siempre certeras y el partido que les sacaba a sus actores, aún no siendo esta, para mi gusto, su mejor película, ni mucho menos, logra cautivar al espectador con una historia moralista y lacrimógena donde las haya.




martes, 2 de julio de 2024

HONRA A TU PADRE

 


La familia Bonanno, dirigida por Joe Bonnano (Raf Vallone), es uno de los cinco grandes clanes mafiosos, sin embargo, el grupo de los Bonnano, pierde su estatus ante el empuje de Gaspar di Gregorio (Gilbert Green), que es nombrado por La Comisión de la Mafia, jefe de la familia Bonnano. Esto provoca una guerra entre las dos facciones de la familia, etiquetada por los medios de comunicación como "Guerra de las Bananas". Pero Joe Bonnano había desaparecido (en realidad se escondió para no tener que declarar ante el gran jurado), lo que obliga a su hijo Bill (Joseph Bologna) a ocuparse de los asuntos familiares. Como quiera que la familia está dividida entre los leales a Bill y los leales a Di Gregorio, la situación no resultará nada fácil y hasta la vida de Bill estará en peligro.


Telefime basado en hechos reales, el guion de la película adapta el libro Honrarás a tu padre, de Gay Talese
Es la historia del auge y caída de esta familia mafiosa que llegó a ser una de las más poderosas en la ciudad de Nueva York.


Adaptación no demasiado lograda, con correctas interpretaciones, pero se pierde parte de la esencia del libro en el que se desmitifica a la Mafia, lejos del relato épico de otras películas sobre el mismo tema que todos tenemos en el recuerdo. 
Aquí asistimos al desmoronamiento de un imperio por culpa de las envidias, las ansias de poder y, sobre todo, el cerco a que los mafiosos son sometidos por el F.B.I., que no repara en medios para darles donde más duele: el dinero. Cortando sus fuentes de financiación, los integrantes de la familia empiezan a ponerse nerviosos porque no pueden mantener su ritmo de vida, desertan o, sencillamente, dejan de colaborar. Sin embargo, ya digo que está mal recogido el asfixiante cerco de la policía, con micrófonos en las casas, recogida de pruebas por el uso fraudulento de una tarjeta de crédito, la prohibición de abandonar el estado mientras están investigados, o de vender propiedades para evitar que mantengan su poder económico, se tratan como de pasada y con poca efectividad, el espectador nunca siente el agobio que transmite el libro en que se basa.




lunes, 1 de julio de 2024

SÓLO EL CIELO LO SABE

 


Cary Scott (Jane Wyman) es viuda y tiene dos hijos mayores. Ha estado llevando una vida tranquila desde la muerte de su marido, socializando con un pequeño círculo de amigos. Sus hijos solo regresan a casa los fines de semana. No es infeliz pero tampoco se da cuenta de lo aburrida que está. Su amiga Sara Warren (Agnes Moorehead) la anima a comprarse un televisor para hacerle compañía, pero ella tampoco quiere. Desarrolla una amistad con Ron Kirby (Rock Hudson), quien tiene su propio vivero y viene cada primavera y otoño a podar sus árboles. Ron es mucho más joven que Cary y su amistad pronto se convierte en amor. Su círculo de amigos se sorprende de que esté saliendo con un hombre tan joven y se muestran contrarios, al igual que su hijo y su hija.


Critica mordaz a la hipocresía de cierta clase social que a algunos les puede resultar trasnochada, pero que opino sigue bastante presente. Por desgracia, el qué dirán o el desprecio hacia las actitudes que se salen de las convenciones, lo seguimos viendo en ciertos círculos que se aferran a tradiciones mal entendidas y a prejuicios hacia situaciones que les dan pie para la maledicencia cuando los comportamientos no se adecúan a las reglas.
El derecho a la propia identidad, al amor en la mediana edad, a tener tu propia vida más allá de lo que hijos, parientes o amigos deseen imponerte por su propio egoísmo, son situaciones que Sirk plantea con firmeza cuando esta mujer se enfrenta a las convenciones sociales que quieren que anteponga el estatus social a un amor que no entiende de barreras.


Como apunte personal, añadir que me ha causado emoción ver a Jane Wyman, cuando visita la casa de los amigos de Ron, tomar en sus manos un libro que encuentra abierto sobre una mesita, del que lee en voz alta un párrafo. Se trata de Walden, quizá el libro más conocido y representativo de Henry David Thoreau, autor al que admiraba Douglas Sirk y del que, por puro azar, estoy disfrutando estos días con la lectura de otra de sus obras: Desobediencia civil y otros escritos. Casualidades de la vida.