miércoles, 10 de junio de 2020

SI YO FUERA RICO

Gijón, Principado de Asturias. Santi (Álex García) tiene treinta y tantos años y su vida es un cúmulo de mala suerte: despedido hace un año de la fábrica donde trabajaba, sus nueve años de matrimonio con Maite (Alexandra Jiménez) están a punto de terminar después de que ella haya solicitado el divorcio. No teniendo dinero y viviendo en su camioneta después de ser expulsado de su casa esperando un trabajo que nunca llega, pasa los días con sus mejores amigos Marcos (Adrián Lastra), un padre de familia con dos hijos, felizmente casado con Lorena (Paula Echevarría), y Pedro (Franky Martín), un soltero empleado de una estación de servicio que sigue viviendo con su madre, convencido de ser una máquina de amor con las mujeres. Tratando de rememorar viejos tiempos, Santi y sus amigos van a una reunión de ex alumnos, donde se da cuenta de que su ex compañero de clase Mario (Diego Martín) ahora es un hombre exitoso y el nuevo jefe de Maite en el supermercado Todoymás en el que ella trabaja. Después de una desagradable visita a los abogados con Maite para regularizar el divorcio, Santi decide comprar un boleto de lotería como última esperanza para cambiar su suerte. Al día siguiente, un sorprendido Santi se entera por la radio que el boleto ha sido premiado con 25 millones de euros y va al banco para cobrarlo, pero temiendo quedar expuesto a la opinión pública, sale sin atreverse a canjearlo. Sin embargo, el gerente del banco Damián (Jordi Sánchez) se acerca a Santi para asesorarle sobre cómo administrar los 25 millones, y Santi descubre una noticia poco agradable: debido a las condiciones de su matrimonio con Maite, en régimen de gananciales, ella tiene derecho a la mitad del premio. Santi no quiere tener que entregar a Maite los 12,5 millones que le corresponderían y comienza a gastar su dinero en secreto disfrutando de todo tipo de lujos, pero haciéndose pasar por pobre de cara a lo demás.


Con esta película tiene uno la sensación de estar ante uno de esos productos de encargo, en que la productora, en este caso Mediaset, apuesta por hacer una película que rinda en taquilla, pero más que por el dinero, que también, por permitirle estar en boca de todos una temporada mediante un film que se vende como un buen medio de entretenimiento, lo que toda la vida se ha llamado una película de risa. Y la verdad es que arriesgan muy poco y todo lo vuelcan en una campaña de promoción machacona, que llevó a bastante gente a los cines, sin importarles demasiado que salieran decepcionados. De hecho, su recaudación superó a películas como Joker, convirtiéndola en el mejor estreno español de 2019, con más de dos millones de euros recaudados.


Con gags y chiste facilones y poco ingenio, se convierte en un producto de mero entretenimiento, con alguna secuencia que otra que da un poco de vergüenza ajena, pero resultona para el gran público. Técnicamente está bien y los actores, con sus más y sus menos, hacen lo que pueden. De cualquier modo, si alguien piensa aquello de mira qué bien, el cine español es capaz de inventar una comedia comercial y de éxito aunque su calidad no sea nada del otro mundo, pues decirles que, ni siquiera eso, la película no deja de ser un remake de la francesa Ah! Si j'étais riche, estrenada en 2002, a la que sigue casi punto por punto.




2 comentarios:

  1. La vi hace poco, y me hizo gracia la expresión asturiana ¡Me cago en mi máquina!
    Creo que el premio era de la ONCE.

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    1. Una expresión muy asturiana, en efecto, porque la película tiene por escenario Gijón y maldito el partido que le saca a tan preciosa ciudad con la de posibilidades que ofrece.

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