jueves, 11 de junio de 2020

EL OFICIAL Y EL ESPÍA



En 1894, el capitán francés Alfred Dreyfus (Louis Garrel), un joven oficial judío, es acusado de traición por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que asistieron a esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart (Jean Dujardin), al que se le encarga liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía, una vez que su antiguo jefe enferma gravemente. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos militares a los alemanes, se adentrará en un peligroso laberinto de mentiras y corrupción, poniendo en peligro su honor y su vida.


Basada en la novela "El oficial y el espía", del escritor de best seller británico especializado en thrillers históricos Robert Harris, autor del guión junto al propio realizador Roman Polanski. El libro se basa a su vez en el famoso caso Dreyfus, uno de los episodios más vergonzosos de la reciente historia francesa que hizo aparecer como culpable a este capitán del ejército francés, un alsaciano de origen judío, de haber espiado a favor de los alemanes. A pesar de que las filtraciones siguieron y quedaba claro, por tanto, que la fuente de información de los alemanes no era Dreyfus, que siempre mantuvo su inocencia, los militares y la contrainteligencia francesa, ante la falta de evidencias, fabricaron un caso donde no lo había y, sin pruebas tangibles o falsas, consiguieron la degradación y la reclusión a perpetuidad del capitán que no fue sentenciado a muerte porque la pena había sido abolida en las leyes de la III República. 
El pobre Dreyfus, en tanto, a su condena injusta, hubo de añadir el calvario que pasó en la Guayana francesa, donde fue sometido a un severo régimen carcelario que incluyó la sujeción a la cama con grilletes ante las sospechas infundadas de una posible fuga. Además, enfermó gravemente y a punto estuvo de morir. 
Tres años después de la infamante ceremonia de degradación, ante la insistencia de las autoridades en no revisar el caso, el escritor Emile Zola (André Marcon) publicó en primera página de L'Aurore, un artículo de 4.500 palabras en seis columnas, en forma de carta abierta al Presidente Félix Faure bajo el título de «J'Accuse» en el que sacaba por primera vez a la luz pública todos los datos existentes sobre el asunto. El objetivo de Zola era, ya que se negaban a revisar el juicio a Dreyfus, forzar un nuevo juicio en el que el escritor sería el acusado y sacaría a relucir todas las irregularidades cometidas. Aunque el aparato del estado consiguió que el juicio a Zola quedara reducido a un simple caso de difamación, el objetivo del novelista se consiguió, logrando abrir un debate entre la opinión pública.


La película, tras lograr el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia, sufrió un duro revés cuando en plena promoción, en una entrevista con el novelista Pascal Bruckner, Polanski sugirió que las acusaciones de abusos sexuales que pesan sobre él podían relacionarse fácilmente con el caso Dreyfus y que su experiencia personal le hacía sentirse víctima de un sistema judicial defectuoso. Estos comentarios fueron criticados en los medios, acusando al realizador, entre otras lindezas, de egocéntrico, pero las cosas empeoraron durante el lanzamiento en Francia, cuando los comentarios de Polanski empujaron a la ex actriz Valentine Monnier a acusar públicamente al director de golpearla y violarla en 1975. Esto, combinado con una nueva oleada del movimiento #MeToo, hizo fracasar la campaña de promoción tal como estaba concebida.
El protagonista de la película no es Dreyfus, que pasa a ser uno de tantos personajes relevantes, sino el coronel, más tarde general, Georges Picquart y su empeño en sacar a la luz la verdad, lo que le causó no pocos problemas personales, incluída su reclusión y su envío como oficial de inspección a las colonias africanas, por no querer doblegarse a las órdenes de sus superiores para que olvidara el asunto y las difamaciones de sus compañeros que le acusaban de estar a sueldo de un poderoso lobby semita, una de tantas falsedades fabricadas para tapar el caso.
Polansky construye una película muy atractiva, con buen ritmo y con flashbacks bastante bien mezclados con las imágenes de tiempo presente, que sirven para rememorar las trampas y el juicio a que fue sometido Dreyfus, así como referencias a su penosa estancia en la Guayana, quedando en evidencia el grado de corrupción, abuso de autoridad y el peor de los corporativismos, que dominaban el ejército francés, así como el grado de antisemitismo que anidaba en la sociedad gala, con acciones violentas dirigidas contra la comunidad judía y un exacerbado afán de venganza.
El film es fiel a los acontecimientos tal y como sucedieron y podrán comprobar y, espero, disfrutar, los aficionados al cine histórico y para los que no lo sean, su construcción con aire de thriller, ofrece una película amena, bien llevada, con buenas interpretaciones y cuya narración engancha al espectador por lo atractivo de la propia historia y por la manera en que está contada.
Creo que es un film recomendable.




7 comentarios:

  1. Uno de los que estuvo como reportero del juicio para un diario austríaco, fue el periodista e intelectual Theodoro Helrlz, que quedó tan conmovido por la injusticia, que llegó a la conclusión de que la única forma de evitar ser víctimas, era haciendo un estado nacional judío. Lo que lo convertiría en el apóstol del sionismo, y el padre del actual Estado de Israel. Así que ese juicio, en el tiempo, tuvo un final feliz.

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    1. Esa anécdota es totalmente cierta, Alí. Gracias por traerla a colación.

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  2. Que tal Trecce!
    Todavía no la he visto. Si que levanto cierta polvareda y es que Polanski es blanco para todo.
    Interesante reseña, saludos!

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  3. Hola Trecce!
    Todavía no la he visto, me tiene muy buena pinta. Lo de Polanksi pues que quieres que te diga, allá donde va siempre es blanco para todo...
    Saludos!

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    1. Líos aparte (tan típicos de Polanski como bien dices), me ha gustado la película.

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  4. A mí me pareció una obra maestra. Entre otras cosas por ese aliciente morboso, que mencionas en la entrada, de ver cómo Polanski se vale del affaire Dreyfus para justificarse a sí mismo.

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